Capítulo 1: Primer Enfrentamiento

81 0 1
                                    

Después de muchos meses, días y semanas de preparación con entrenamientos intensos, por fin llegó el día que mis compañeros y yo anhelábamos con tantas ansias.
El 14 de Diciembre del 2014 era una fecha que seguramente muchos de nosotros no olvidaríamos, porque ese día presentaríamos finalmente nuestro exámen para obtener un grado más, algunos de mis amigos presentarían su primer exámen de cinta negra logrando llegar a "1er poom" que no es más que el primer grado de cinta negra para niños pequeños menores de 15 años. Otros en cambió, obtendrían su "2do Dan", el segundo nivel después del "1er Dan", la cinta negra para jóvenes mayores de 15 años y adultos.
Sin embargo, yo después de tanto tiempo, finalmente conseguiría estar en el tercer grado, mi cinta negra "3er Dan".
Estaba nerviosa, emocionada y feliz por todos mis compañeros y compañeras con quienes tuve la oportunidad de compartir aquella experiencia y a quienes me dio tanto gusto conocerlos y verlos entrenar con tantas ganas, esfuerzo y entusiasmo desde muy pequeños, ahora estábamos ahí, llegando a una de las mayores metas que se pueden alcanzar en esta disciplina, ya que muchas veces son pocos los que logran llegar a obtener la cinta negra con mucha perseverancia.
No es un reto tan fácil de lograr pero también es imposible e inalcanzable.

Al llegar al lugar donde se llevaría acabo el exámen, observé a muchos otros taekwondoínes de diferentes escuelas, la mayoría de ellos eran cintas negras de Iguala, Taxco y México. El lugar parecía bastante agradable como si fuera un salón de fiestas con un elegante jardín en el que se podía disfrutar de una atardecer o simplemente un buen lugar para convivir con la familia y amigos. Según lo que el profesor nos había comentado días anteriores en ese jardín, los taekwondoínes que presentaran el exámen de la mejor manera se tomarían una foto especial ahí. Y en ese momento entendí porque lo decía, el lugar estaba muy hermoso como para no sacarse una foto en un día tan especial, me quede admirando por unos minutos aquel bello paisaje junto con una de mis mejores amigas, quien por cierto estaba más nerviosa que yo, lo cuál no me sorprendía ya que era su primer exámen de cinta negra. Me sorprendía mas el hecho de que yo estuviera nerviosa, usualmente deje de estarlo desde que presente mi último exámen de "2do Dan" hace 3 años.

Y en los últimos exámenes parciales que había presentado meses atrás, tampoco sentía ninguna sensación de estar nerviosa en ese momento. Era extraño y curioso pero intente mantenerme consiente de lo que estaba pasando, después de todo la sensación de nervios y adrenalina que corre por el cuerpo ayuda de alguna manera para mantenerte alerta.

Decidí dejar de pensar un momento en lo que podría pasar durante el transcurso y camine hasta las sillas donde se encontraban mis padres y mi hermano, tome mi uniforme y una galleta que me ofreció mamá para que tuviera algo en el estómago, lo que menos quería ahora era comer algo pero tenía que hacerlo para evitar algo peor.
Hace casi 7 años me detectaron que tenía gastritis nerviosa, la cual sólo se me presenta cuando no puedo controlar mis nervios, me pongo a temblar mucho, pierdo el apetito y después de unos minutos se me presenta el último de los síntomas que más detesto, el vómito.
Después de tranquilizarme un poco y comer la galleta casi a la fuerza me dirigí a los vestidores, subí por las escaleras y entre antes de que se llenará de chicas taekwondoínes. Mientras terminaba de colocarme la cinta, me mire al espejo, entonces me di cuanta de que el miedo y los nervios me invadían con la intención de descontrolarme por completó en todo momento. Respiré profundamente cerrando los ojos y exhale suave mientras los habría, antes de salir al pasillo llenó que al parecer comenzaba a llenarse de jovencitas, ahora me sentía un poco más segura y dispuesta a enfrentar cualquier situación que se presentase durante la evaluación.
Baje las escaleras y caminé hacia las sillas nuevamente, guarde mi ropa en la mochila de viaje, tome mi equipo de protección y me levante para dirigirme al "doyang" y justo antes de que diera el segundo paso, mi madre me detuvo tomándome del brazo derecho y me dijo con una voz tan dulce y sincera:
-¡Tranquila, relajate y concéntrate! Lo harás muy bien, sabes que tienes la capacidad y el conocimiento para hacerlo.- trague saliva después de escucharla, porque sabía que tenía razón, pero de algún modo ni yo misma quería aceptarlo o creerlo. Me sigue sorprendiendo la forma en la que algunas veces se da cuenta de lo que siento sin siquiera decirle algo o mostrarlo con cualquier actitud corporal.
-¡Gracias mamá!- le dije sonriendo y después la abrace con un poco de fuerza como si no quisiera soltarme de ella por unos instantes.
-¡Energía, fuera nervios!- me decía mientras se reía al mismo tiempo. Lo que me hizo reír un poco y me tranquilizó. Seguí caminando hasta llegar al lugar donde me correspondía colocar mi equipo de protección para después utilizarlo en el combate.
Mientras acomodaba los protectores en su lugar se escuchó la voz de un profesor dando instrucciones.
-¡Atención jóvenes, el lugar donde deben estar sus armas será en la parte derecha después del doyang hay un pequeño estante, en la primera base irán los "sables", en la segunda los " chacos" y al lado del estante deben estar los "jambos" recargados en la pared! Por favor, dense prisa que ya estamos apuntó de comenzar.- dijo con una voz fuerte, casi gritando, para que todos pudiéramos escuchar.
Justo después de escuchar las palabras del profesor me quedé sorprendida y preocupada, mi "Jambo" lo había dejado en el doyang donde entrenábamos, el cuál ahora estaba como a dos horas y media lejos de ese lugar. ¡Dios mío! ¿Cómo se me pudo olvidar una de las cosas más importantes para presentar un exámen como éste? Le había pedido de favor a uno de mis mejores amigos que me lo trajera ya que el también presentaría exámen, el único problema era que aún no llegaba y no tardaríamos mucho en comenzar. Intente seguir acomodando mi equipo de protección mientras pensaba en que podrían llamarme la atención o incluso no permitirme continuar con el exámen. Respire nuevamente y me estaba apuntó de darme la vuelta cuando escuche una voz casi susurrándome al oído.
-¡Tranquila mi amor, aquí esta tu jambo!- dijo una voz varonil muy suavemente. Aquella voz me tranquilizó demasiado y me hizo relajarme como si me hubiese destensando de cargar algo tan pesado en los hombros. Por supuesto reconocí la voz de aquel joven adolescente, era mi novio, Angel. Gire un poco hasta encontrarme frente a él, se veía tan apuesto y atractivo con su uniforme, que no pude evitar besarlo y abrazarlo procurando que no fuera muy notorio, ya que de alguna manera debíamos mantener respeto por el evento que se iba a llevar a cabo y por los profesores y alumnos que estarían cerca de nosotros acomodando sus cosas.
-¡Muchas gracias mi amor, me has salvado de un pequeño y terrible problema!- le dije mientras soltaba un suspiró de alivio y enamoramiento.
-¿Darek te lo entregó?- le pregunté pensando en que quizás ya habría llegado y con la intención de sacarle plática, su voz me tranquilizaba mucho y sabía que de algún modo el también necesitaba hablar para liberar un poco sus nervios.
-¡Si, llegó hace unos minutos casi corriendo! Lo salude muy rápido y le dije que  entrará a cambiarse que yo te entregaría el jambo para que no se le hiciera más tardé - dijo sonriendo un poco.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 21, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Corazón de una Joven TaekwondoínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora