Capítulo 1: Cómo te ven.

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El cielo estaba completamente azul, el sol radiante dispuesto a brillar parecía jugar una guerra con las nubes a ver quien alumbraba más. Era de esos días de verano que valen la pena recordar. De esos climas que te hacen suspirar, exhalando las cosas divertidas que harás ese día. Amigos, arena, olas, cerveza y toda una tarde afuera.

Como lo eran siempre. Así vivían sus días los adolescentes en los años 90s, los días soleados de verano eran de playa y surf, y cuando no había buenas olas que surfear o el clima no era caluroso decidían pasar la tarde en alguna que otra esquina tomando cerveza y andando en skate. Y, como explicaba antes, este día era de los buenos.

Caroline Cuni era una adolescente de 17 años de los años 1999, y a comparación del resto de las personas de su generación, ella era independiente y extrovertida. Vivía en la calle Seewalk al 1603 a dos cuadras de la playa. Desde que sus padres le dieron el 'si' al preguntar si podía salir sola de su casa, ella paso toda su vida en las playas y en las calles de California. Siguiendo ese mismo tema, su familia no es ejemplar. No es para nada perfecta, pero cumple con los principios y los valores que una familia debe bridar. Nunca pudieron cumplir sus caprichos y no por el tema de simplemente no querer, sino porque su economía no se los permitía. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 7 años de edad pero ni ella ni su hermano mayor tuvieron ningún tipo de sufrimiento al respecto, ambos vivían con su madre pero iban cada vez que podían a la casa de su padre, que quedaba a unas 20 cuadras de ahí. Su hermano, Joey, era un muchacho apuesto y correcto. Tenía muy buenas notas y era algo así como el orgullo de la familia. Ganaba el primer puesto en todo lo que se proponía. Lo cual era todo lo contrario a Caroline, que cada vez que podía hacia alguna maldad, o salía en último lugar solo para llevar la contra al resto. A pesar de sus diferencias, eran muy unidos y se respetaban el uno al otro...

-¡¿Puedes bajar el volumen de tu maldita música?! - Gritó por tercera vez Joey mientras golpeaba la puerta del cuarto de Caroline.

Ella soltó una risita pero hizo caso, dejo de bailar y bajó el volumen de la música. No escucho ningún gracias del otro lado de la puerta así que grito un '¡De nada!'.

Abrió las cortinas del ventanal de su habitación que daba al balcón, miro a lo lejos el mar. Su preciado y valioso mar. El océano era una de las cosas que más le gustaban a Caroline. Sonrió por dentro y salió de su habitación para ir a la escuela.

-¿Me llevas? - le pregunto a Joey cuando lo vio en su descapotable rojo. Regalo de sus 18. El asintió su cabeza con una enorme sonrisa pero respondió:

-En tus sueños.

Puso sus ojos en blanco y se subió en su skate para salir ambos camino a la escuela.

El viento dando en su rostro era placentero, no le importaba despeinarse ni rasparse las rodillas, amaba esa adrenalina.

Michael era nuevo en la escuela de Hunterwalls de California, era su primer día y los nervios no se iban. Llegaba a la entrada y veía como el resto de los estudiantes se reunían con su grupo de amigos, habían algunos que llegaban en motocicletas, otros en bicicletas, otros en skate, algunos pocos estacionaban sus autos mientras el llegaba en autobús como la mayoría de los que veía.

Luego de entrar a la sala de dirección y dar el presente para terminar su inscripción (ya que no era el primer día de clases) salió del lugar en busca de su nuevo guía. Pues había un grupo de personas en el Centro de Estudiantes que se dedicaban a orientar a las personas. En todo tipo de aspectos, cuando no sabían qué carrera seguir, en que universidad estudiar, que talleres seguir, o como en el caso de Michael; a qué parte del colegio debía ir.

-Hola, mi nombre es Christian, pero puedes decirme Chris. - lo saludo con la mano y una sonrisa amable en el rostro.

-Hola Chris, soy Michael.

-Un gusto, Michael. ¿Qué te pareció el Instituto? - le pregunto comenzando a caminar por los pasillos para bajar al patio principal.

-En realidad vi muy poco de el, es literalmente la primera vez que vengo. Soy nuevo en la ciudad y mis padres me anotaron en la escuela más cercana que encontraron, ellos vinieron a llenar el formulario así que nunca vine a visitarla.

-Entonces, ¡Bienvenido a California, amigo! -palmeo su espalda y salieron al patio, - Bueno, empecemos por lo principal. Los baños más cercanos están en planta baja, yendo por aquél pasillo. - Señaló a la derecha - Hay otros baños en el primer piso pero casi nadie va a esos, ahí se juntan a fumar, ya sabes, ni siquiera te asomes. - Aconsejo mirando fijamente a los ojos, como si no bromeara.

-¿Por qué? - pregunto torpemente Michael.

-Acércate a esos baños y aparecerás tirado en una zanja. Eso es lo que le sucedió a Bob...

Un escalofrío recorrió la espalda de Michael, pues él no era la persona más valiente que digamos.

-Continuemos. Aquel grupo que ves allá - señaló un par de personas sentadas en una pequeña mesa - son los nerds. Por lo único que se preocupan es por sus notas y nada más. Ellos, son los chicos de las motocicletas - señaló a unos muchachos con campera de cuero y unas enormes y negras motos, se escuchaba un fuerte sonido mientras uno aceleraba. - Siempre andan en motocicleta y carreras de ese estilo.

Un grupo de personas paso al frente de ellos, tenían rastras en el cabello y un olor a marihuana que te hacía alucinar de solo imaginarlo.

-Ellos son los que venden. - dijo Christian tosiendo.

-Lo supuse - respondió Michael mientras los seguía con la mirada.

-Allí están los deportistas - señaló a unas porristas y a unos muchachos con camperas del equipo del colegio. - Y por allá los surfistas y/o skaters.

-¡Wow! - dijo Michael al ver a una rubia que estaba hablando con su amiga. - ¿Y ella? - la señaló - ¿Cómo se llama?

-¿Ella? - señaló a la rubia para afirmar si miraban a la misma persona - Se llama Sra. Imposible, amigo. - Lo miró subiendo las cejas.

-¿Por qué dices eso?

-Porque es simplemente imposible - dijo sarcásticamente. - Le encanta traer esos vestidos super cortos solo para hacerse desear y demostrarte que nunca la tendrás, no le da chance a chicos como nosotros.

-No parece ser de esas... mimadas.

-No. No lo es. Es simplemente creída, egoísta y narcisista. Nunca está lejos de su mejor amiga, Caroline. - dijo señalando a la castaña con la que hablaba. - Nunca podrás ganarte a Stacy.

-Con que Stacy, eh...

-¡Olvídala, Michael! - dijo golpeando levemente su cabeza. - Nunca te dará una oportunidad. Y si crees que lo está haciendo, pues solo calienta la pava para no tomar el té.

-¿Qué? - dijo Michael soltando una risa.

-Nada, solo es una frase que dice mi tía Mary, es Latinoamericana. A lo que voy es que, si llegas al punto de tener por lo menos una cita con Stacy, es para que al otro día deje de hablarte y tú te quedas caliente diciendo '¿Pero que haces?' y ella te diga 'Lo siento, solo salimos una vez.' Es una maldita.

-Pero sí parece un ángel... - Christian puso sus ojos en blanco. - Es tan hermosa, tan delicada... - Dijo mientras miraba su rubia cabella bailar al ritmo de una pequeña brisa.

-Bueno, si darte la cabeza contra la pared es lo que quieres. Es a la playa a donde debes ir, siempre están ahí.



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