Segunda Parte

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Cerré mis ojos por unos segundos, sentí lastima por ese a mi lado, los abrí y no vi nada alrededor, estaba solo yo, me asuste pero de repente pensé que estaba por abandonar aquel siniestro sitio y eso me calmo un poco, pero no era así, en un momento sentí tanto frió como si se me congelara célula por célula de mi cuerpo, en un instante me vi al interior de lo que creo era una elegante mansión, mas precisamente en un gran salón que se encontraba a oscuras, en su interior solo se dejaban ver algunas penumbras que reflejaban algunos cuadros, una biblioteca y muebles de considerable antigüedad, de pronto me pregunte por aquel al que hacia unos segundos estaba junto a mi, en seguida lo ví, se encontraba en un balcón al que se accedía por un par de escalones al exterior del cuarto en el que me hallaba, estaba allí, no había cambiado nada, seguía de pie, inmutable y con la vista fija en el horizonte lejano y difuso. También en este nuevo panorama, aunque distinto el paisaje, no dejaba de inquietarme la atmósfera densa y ese aire siniestro con olor a muerte y olvido, ese lugar abandonado por siempre en el que solo la pena y la soledad están presentes y en donde la tristeza y la muerte reinan, nuevamente camine despacio hacia el hombre en el balcón, lo ví igual que antes, sentía que aquel se caería en cualquier momento a llorar desconsoladamente, o tal vez gritaría como un desquiciado que lo ha perdido todo después de dominar el mundo entero, pero nada de eso ocurrió; yo solo en medio de la gran tristeza que sentía le dirigí, no sin algo de dificultad el siguiente dialogo: -Oh Fuhrer.... si tan solo no te hubieras dejado llevar por la soberbia y por esos sueños utópicos... Si tan solo cuando la derrota de tu gran Alemania se veía venir te hubieras alejado de esas nefastas influencias que te rodeaban, porque si de algo estoy seguro es que Adolf Hitler fue en algún momento de su vida un hombre sensato e inteligente, tristemente en las vísperas de la inevitable derrota tu mente estaba nublada por la paranoia y el miedo y todo termino de la peor manera, con esas palabras me dirigí a aquel individuo, el permanecía allí parado, recto, como buen militar, en silencio, su rostro reflejaba la inexpresión propia de los que han abandonado la alegría y los sueños y han entrado al mundo de los muertos cuando el final llega y se abandona lo que se tuvo y aquello que siempre se fue, yo permanecía callado, no lo miraba ya, de pronto el me dirigió una frase, tan sutil que apenas si la escuche: -Si tan solo...yo... De pronto lo note, sintiose el Fuhrer invadido desde la punta de su elegante gorro hasta el ultimo lustre de su bota por un miedo terrible, solo pudo mover un poco su rostro, apenas si se le formo una leve sombra al contraer la mejilla, ese miedo tan agudo, esa angustia tan interna era de pronto lo único que se percibía de algún sentimiento humano en aquel ser, una carga que tendría que soportar por el resto de la eternidad.

Desde el balcón donde nos hallábamos se podían ver nubes de color purpura ocupando el cielo, ese cielo lúgubre y misterioso que no paraba de moverse como una masa deforme y siniestra, tan misterioso que no se decir en este momento de que color era ni a que distancia estaba, ese cielo tan infinito y enigmático que el solo verlo me lleno de miedo a mi también, después me di cuenta que bajo ese cielo se veía un bosque oscuro, que no admitía una forma precisa, iba mutando su silueta como un gran animal que mueve sus mil brazos lentamente para después, en una fracción de segundo devorar a su presa y del interior de ese bosque silencioso y muerto salía ruido, un ruido terriblemente tenebroso y macabro, algo que haría estremecer a cualquier mortal que hubiese visto la luz del sol por lo menos una sola vez, eran voces que se hacían mas fuertes a medida que avanzaban, entonces percibí que eran gemidos, llantos, lamentos y gritos provenientes de aquella selva negra, ruegos y suplicas desesperadas se hacían oír por igual, me acerque lentamente a la orilla del balcón, si, los vi, eran personas, seres humanos, caminaban muy despacio en varias filas como ríos humanos, unos detrás de otros, eran ellos quienes se lamentaban llorando tan severamente, eran aquellos que murieron rogando por sus vidas y nada les fue oído ni considerado por sus verdugos, ellos, que murieron pidiendo compasión hacia los suyos, sus niños, sus padres, sus abuelos, sus amigos, sus vidas y solo recibieron un final despiadado y triste, una muerte llena de dolor y angustia, una muerte llena de lagrimas y torturas, una muerte indecible, llena de profundos sollozos por aquellos seres queridos que al final también fueron objeto de las mismas atrocidades, esas acciones que el hombre jamas había conocido, eran ellos quienes se acercaban cada vez mas, eran cientos, miles, millones. 

A medida que se acercaban el horizonte desaparecía, veía yo como hacia los limites de mi vista ya todo era oscuro, no había paisaje, no cielo, no selva, nada, la tan temida nada de aquel lugar al que nunca nadie querrá ir porque no sabe lo que es, ya estando mas cerca, alcance a divisar muchos que se caían al suelo, ese suelo casi imaginario e irreal, se caían llorando, niños de aspecto miserable y agobiados por profundos dolores, ancianos llenos de heridas y agonizantes, hombres y mujeres con sus humanidades deformadas, algunos no tenían vistas, otros faltaban de cabello y solo trozos de piel en algunas partes de sus cuerpos, mujeres gritando con sus hijos muertos en brazos, esqueletos andantes con el vientre hinchado con un recipiente sucio clamando por una gota de agua, aquellos que se caían se tornaban después estáticos en el suelo para luego desvanecerse en la nada y en la eternidad, desaparecían, por su parte el Fuhrer simplemente los veía, en medio de su angustia sus mejillas dejaron ver un par de lagrimas deslizarse, físico llanto, la mas humana y terrenal de las angustias, terror puro se apoderaba de aquel hombre, Oh Fuhrer, que penas y terribles angustias esperaran por ti, que indecibles sufrimientos te aguardan, acá donde ni el amor ni la compasión existen, acá, donde el dolor y la agonía son el sol que lo oscurece todo... aquellos inocentes , si tan solo tu... Oh Fuhrer!!, pensé yo en ese momento, pero algo interrumpió mis meditaciones, de nuevo eran aquellos quienes se encontraban llegando y de a poco iban cayendo para luego desaparecer, luego los vi otra vez, pero esta vez estaban abandonando aquel siniestro paisaje, los vi, ahora ya no sufrían, sus dolores eran ahora sanados, curados, eran limpios, como el primer amanecer que la humanidad hubiese visto, ahora aquellos ascendían lentamente como cargados por ángeles que brillaban con luz dorada, los fieles guardianes del todopoderoso habían llegado para llevar aquellas almas atormentadas a descansar en la paz de los cielos eternos, ahora ya no se cansaban, ni se cansarían nunca jamas, ya no se lamentarían por sus penas ni llorarían por sus seres amados, ya el miedo no existiría para ellos nunca mas, sus abuelos, sus padres y sus niños reposaban ahora del dolor y la muerte culmino ya en lo alto del infinito cielo, se prestaban a desaparecer para reunirse en el descanso eterno y la paz infinita, yo mismo lo vi, pero el que estaba a mi lado no, el seguía viendo como el dolor y la cruel muerte en persona se le acercaba cada vez mas para preguntarle... porque? ...Como?, para atormentarle y para condenarle por sus actos hasta el final de los tiempos, por toda la eternidad.



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⏰ Última actualización: Nov 21, 2016 ⏰

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