/Mollie/
Esto parece no terminar nunca.
Otra vez, veo pasar a una chica con una carta que al parecer iba dirigida al mayor patán de Reviren High, parece que no se dan cuenta que nadie en este instituto tiene la mas mínima oportunidad con Caleb Gralow. Ruedo los ojos y sigo a la chica con la mirada, llega a su grupo de amigas y la abrazan como si se tratara de la peor cosa que te pueda suceder en la vida.
Patético ¿no?
Miro la hora en mi móvil y encojo los hombros restandole importancia a lo que acababa de presenciar, siempre era lo mismo. Camino hacia el aula de mi primera clase, de seguro Liv ya me tiene guardado un asiento junto a ella.
Llego al aula y me adentro, busco con la mirada a Liv, y si, efectivamente estaba en el mismo lugar de siempre, hasta el fondo cerca de las ventanas. Me dejo caer en la silla junto a ella.
—¿Como va tu lunes? —pregunta sin despegar sus ojos de su muy probable nuevo libro.
—Lo mismo de siempre, toparme con un corazón roto en el pasillo —respondo con desinterés.
—¿Gralow? —pregunta con obviedad.
—Sip
—98% de la población femenina de Reviren High tiene el corazón roto por ese chico —dice Liv apartando la vista de su libro y dirigiendo su atención a mi— el otro 2% son chicas que no están interesadas por el sexo masculino y estamos nosotras que simplemente no nos agrada Caleb Gralow.
—Muy cierto amiga, no se porque te va mal en matemáticas —bromeó.
—Ni yo lo se —baja la cabeza fingiendo tristeza.
El profesor Stephen entra al aula, todos los alumnos terminamos nuestras conversaciones y centramos la atención en el profesor. Últimamente le gustaba que guardemos silencio cuando él entra a la clase. Creo que los llantos de su recién nacido lo tienen así y el salón de clases debe ser su zona de confort.
Nos pidió que anotáramos lo que estaba en la pizarra. Después de eso se quedo dormido en su escritorio.
Las clases los lunes siempre son aburridas, siempre me he preguntado a que se deberá. Supongo que se debe a que el fin de semana esta demasiado cerca del lunes y el lunes demasiado lejos del fin de semana, todo un rompecabezas.
Después de tres clases más, la campana suena indicando que es la hora del almuerzo.
Liv y yo caminamos hambrientas hacia la cafetería, en el camino se nos une nuestro rubio amigo Tom. Conversábamos cosas sin sentido cuando pudimos escuchar que.
—¡Maslow! —gritaban a nuestras espaldas.
Tom gira hacia el llamado y sonríe.
—Esperen chicas —nos pide Tom y se aparta —¿Que pasa amigo? — saluda al peor de sus amigos, Caleb Gralow.
No supe que le dijo Caleb a Tom, pero supuse que no era nada bueno ya que Tom se acerco de nuevo a nosotras y nos dijo que fuéramos a la cafetería sin él, que necesitaba arreglar unos asuntos.
—¿Que crees que quería Caleb?—pregunta curiosa Liv, una vez sentadas en una mesa de la cafetería.
—No lo se, —hago una mueca— la ultima vez que se marcho con Caleb, regreso con un ojo morado —respondo recordando aquel día.
—Espero y no sea nada malo —dice preocupada mi amiga.
....
Terminan las clases, me despido de Liv en el aparcamiento y me dirijo a mi auto, un humilde volkswagen cabriolet amarillo, que gracias a un trabajo en vacaciones y un poco de ayuda de la abuela pude conseguirlo.
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Educando a un Patán.
Teen Fiction-Patán: Hombre que se comporta de forma ignorante, tosca y grosera. No era coincidencia que la palabra patán le quedara como anillo al dedo a Caleb. Pues él se comportaba de tal forma. Mollie McRae, cansada de su comportamiento. Decide poner un alt...