- Pero... ¿Por qué? –pregunté desconcertado.
- No hay ningún por qué, es así. La gente lo acepta y ya está, aunque normalmente no queda más remedio que morirse. La gente no lucha contra la muerte como luchan por la vida, morir es fácil, vivir no.
- A mí me gusta mi vida –soné como un niño pequeño y malcriado que ha perdido su juguete y quiere otro así que intente arreglarlo –Vivo feliz, a diferencia de otras personas.
- Todos dicen vivir felices –dijo Ker soltando una carcajada.
- Creo que la puerta de mi casa no es el lugar adecuado para discutir lo que pasará con mi vida
- Adelante pues, tú eliges sitio.
Entré en mi casa esperando que ella me siguiera y lo hizo, pero no caminaba, levitaba sobre el suelo de una forma tan elegante como un gato saltando tejados. Pasamos al despacho y allí me senté en mi sillón, ella no se sentó, se quedó flotando al lado de la enorme estantería que iba de pared a pared y llegaba hasta el techo. Mientras ella ojeaba todos mis libros yo intentaba pensar en lo que me había dicho. Me iba a morir de un momento a otro y eso no podía pasar, tenía que evitarlo.
- Yo sí que vivo feliz porque no tengo nada que me haga daño, me gusta estar solo. –Intenté explicarme mejor pero no encontraba las palabras adecuadas y recordé un pequeño fragmento de un libro que describía perfectamente lo que quería decir –Algunos se quejan de sus corazones rotos, de sus ilusiones despedazadas y sus esperanzas pisoteadas. Otros solo quieren más y más. Más vivir, más horas nocturnas, más amores a primera vista. Pero nunca se habla del vacío, porque nadie sabe describirlo. No es dolor, ni rabia, ni euforia, es ausencia de todo y no es nada. El vacío que no existe y aun así me llena. No lo intento tapar con poesías, obras de arte, libros o lugares perdidos porque me gusta y aunque sigo buscando mi papel principal en esta vida, en la que todo empieza y nada cuenta, soy feliz.
- Hablas muy bien pero yo no intentó hacer daño a nadie, ¿sabes? No me gusta lo que hago, ver el miedo reflejado en los ojos de las personas cuando saben lo que va a pasar, el dolor de la gente que está cerca –En ese momento me miró y en sus ojos grandes ojos negros vi tristeza y desesperación – Yo no elegí esto, yo también pensé que era feliz, y por ser tan avariciosa, me quitaron todo y acabé así. Yo te vi nacer, me llevé a tus padres en ese momento y de verdad que yo no quería. Estabas indefenso y yo no podía hacer nada. Estabais ahí, es una casita en medio de la nada y me llevé a tus padres. Te llevo vigilando todo este tiempo, hice que te encontrasen a las pocas horas y nunca dejé que te hicieran nada, porque me arrepentí de lo que os hice a ti y a tus padres. Pero ahora que has crecido y tienes casi más años que yo en mi vida mortal, siento que te pierdo, ya no puedo hacer nada y me siento vacía. He esperado lo más que he podido para alargarte la vida pero ya no puedo más, aunque suene muy egoísta, tengo que llevarte conmigo.