"BIENVENIDOS LOBOS"

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7:30 am
Bip Bip Bip Bip Bip Bip

- ¡UF! Maldito despertador...

Era la hora.
Debía levantarme para enfrentar un nuevo día en
"Wild Wolves of Portland High School".

Sí, ese instituto con nombre de película, sería mi nuevo "hogar" durante las próximas casi 8 horas.

Y para variar, yo era la nueva.

Justo lo que quería; enfrentarme de nuevo a todas las chicas malas y a los capitanes de fútbol arrogantes.

-Vamos Ariel, se enfrían las tortitas. ¡Hoy es tu gran día!
-exclamó mi madre desde la cocina. No entendía como alguien podía estar de tan buen humor un Lunes.

Sí, mamá mi gran día.

-Estaré lista en cinco minutos -grité mientras me quitaba mis cálidas mantas de encima.

Fui al baño de mi habitación y contemplé mi rostro en el espejo.

-Og- fue lo único que se me ocurrió decir al verme.

Tenía el pelo desaliñado y algo encrespado.
Me costaría trabajo desenredarlo.

Examiné mi cabello lentamente.

Tenía las raíces rubias oscuras y a lo largo de cada mechón, el tono se iba aclarando y los reflejos dorados se hacían más brillantes.
Todo ello para acabar con las puntas en un tono albino.

Mis ojos eran muy verdes.
La luz de aquella habitación los hacían más resplandecientes todavía.

Mi nariz era pequeña. Mis labios carnosos y pálidos.

Pero yo no era guapa, no me gustaba.

Mi familia decía que tenía encanto, algo especial en la mirada.

Pero yo no les creía.

Era mi familia, se suponía que era lo que debían decir.

Rizé mis pestañas y cubrí mis ojeras con algo de maquillaje.

Escogí una camiseta básica celeste, unos vaqueros desgastados y mis botas favoritas.

Aquellas botas tendrían unos 5 años.

Mi madre decía que debía dejar de usarlas, que eran viejas y masculinas.

Pero ella no entendía, que esas botas significaban mucho para mí.

Me recordaban a mi infancia, cuando todo era más fácil.

Tras asearme y cepillar mi cabello, bajé a la cocina a desayunar junto a mi familia.

-Ariel estas preciosa.
No es lo que yo hubiera escogido, pero estás genial.
Aun así, si quieres puedo hacerte unos peinados con los que estarás monísima.
El truco está en los lazos.
Harás que todos los chicos se derritan con tan solo verte.

-Gracias mamá, pero está bien así. Me gusta mi pelo suelto. Y lo que menos me gustaría hoy es llamar la atención.
Pasaré desapercibida y desearé que este día pase lo más rápido posible.

-¡Dios mio, Ariel! Si sigues así nunca conseguirás un chico guapo. Deberías fijarte en Sussy.

¿Sussy? ¿La vecina de enfrente?
Esa chica llevará lazos de niña de 5 años, pero estoy segura de que mamá no sabe que perdió la virginidad a los 11 años con un hombre casado.
Sí, justo mi modelo ideal a seguir.

-Estas perfecta, Ariel- dijo mi padre, tras besarme la frente y dar una mirada de resignación a mi madre.-No hagas caso a mamá.

-¡JOHN! Deberías apoyarme en esto.
Ariel debe ser más femenina, si quiere conseguir a un buen chico.
Tal vez un jersey ajustado o una falda de vuelo...

Oh no, no quería ser testigo de otra discusión.
Cogí mi mochila y salí de casa.

Ni siquiera me despedí, no me escucharían, estaban demasiado ocupados recriminandose cosas.

Me senté en la parada del autobús y encendí mi Ipod.

Puse en reproducción la canción de "Demons" de Imagine Dragons, y me limité a esperar.

No estaba nerviosa.
O tal vez sí.

Realmente no importaba.

Las cosas irían al igual que en las otras escuelas.

Sacaría mis altas calificaciones y me escondería en la biblioteca durante los recreos.

Nunca había sido muy buena haciendo amigos.
Tan solo tuve una amiga de verdad.

La conocí cuando tenía 6 años. Fuimos amigas hasta los 13.

Entonces ella cambió y se volvió una persona totalmente distinta.

Contó mis secretos y se burló de mí. Me dolió mucho.

Nunca más volví a tener un amigo de verdad.

El autobus llegó.

Saludé al chófer, un hombre con el pelo canoso y expresión cansada, pagué mi viaje y me dirigí al pasillo para buscar asiento.

El autobús estaba lleno de alumnos.

Chicas con sus melenas cobrizas y ropa de fiesta, más que de instituto, me dirigieron miradas de desprecio.

También algunos chicos empezaron a hablar de mí y a llamarme.

-¡EH rubia! ¿Quieres pasar un buen rato? ¡Oh vamos no seas estrecha!

-Tío, no sabes ligar.
Mira y aprende.
Oye princesita ¿quieres que te lleve al país de las maravillas?

-JAJAJAJAJ, la estás asustando.

Intimidada, bajé la cabeza y empezé a caminar.

Tras escuchar algunas risas más y algún que otro nuevo comentario, encontré un sitio.

Justo al lado de la ventana, al final del autobús.

No había nadie, asi que me senté.

Ya más relajada, puse mi playlist de música en reproducción y comenzé a observar el cielo desde la ventana.

El día estaba algo nublado y tenía la sensación de que iba a llover.

Tras 20 minutos de trayectoria, el autobús llegó a su destino.

Después de esperar a que todo el mundo saliera y poder bajar aquellas escaleras, divisé el edificio que se alzaba ante mí.

"BIENVENIDOS LOBOS"

Una gran bandera de bienvenida con los escudos azúl y amarillo del equipo del instituto, reposaba sobre la fachada.

Impresionada, caminé hacia la entrada, con tan mala suerte que no miré al frente y me choqué con alguien.

-Mira por donde vas, novata.

-Lo- lo siento...- dije mientras me agachaba para recoger mis libros, avergonzada.

-Pf, pringada- dijo aquel chico mientras se marchaba.

Llevaba una chaqueta con el escudo del instituto. Debía ser del equipo de fútbol.

Que borde, pensé.

RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING
RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING

¡Dios mio, las clases!

Bien Ariel, tarde el primer día.

Y tras aquellos pensamientos eché a correr, adentrándome en los pasillos de aquel misterioso instituto...


¡Hola!
Es la primera vez que escribo diálogos...
Perdón por los errores
Espero que aun así os guste,
Xo,
ALBAMYLITTLEINFINITY

"Ven aquí y no me sueltes"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora