Prólogo

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Las campanas de la torre norte empezaron a sonar, seguidas de las de la torre principal. Me despertaré alarmado gracias a que nunca había oído el sonar de las esquilas en altas horas de la noche, no sabía la hora pero aproximaba que eran las 4 o 5 de la mañana. Me quité las sabanas rápidamente al oír pasos apresurados en el exterior de mi puerta, tomé un cerillo y encendí mi vela, tome mi túnica y me la puse tan rápido como pude, abrí la puerta deslizando un pasador metálico, tenía mas o menos el grosor que tenia mi vela, rechinaba y se atoraba, cuando la abrí alcancé a ver una masa de gente corriendo, entre la multitud distinguí a Connor, el era uno de los pocos con los que hablaba ya que en nuestra religión, una vida vacía y solitaria era el indicio de la felicidad, lo alcancé y comencé a hablar con el...

-Oye... ¿Sabes que pasa?.

-Eóghan dice que oyó que uno de los monjes estaba hablando acerca de una posesión.

-¡Posesión! -esperé un segundo y repetí- ¡¡Posesión!! -para hacer énfasis.

-Si, al parecer alguien se despertó a mitad de la noche por que oyó a su compañero salir del cuarto y lo siguió y cuando llego al comedor central se desmayó, dicen que en ese momento su compañero se asomo y lo volteo, lo puso cara con cara y pudo ver la sangre sus ojos y la lengua partida.

Iba a hacerle otra pregunta pero con un "Perdón" aceleró y se fue, así que yo seguí mi camino por las escaleras de la torre principal, esas escaleras iban a una sala de reunion la cual tenia seis salidas mas, cada una de ellas iba a diferentes lugares, si no conocías bien el lugar no puedes salir, esa es la única maldición que existía ahí. Tomamos la tercera de izquierda a derecha, esa se dirigía al patio de los dioses, el cual era el que estaba pegado a la entrada principal. Los nervios que se sentían desde la nuca hasta los pies empezaron a incrementar, sentía como me impulsaban y pedían a gritos salir de mi cuerpo, eso hizo que acelerara por que era de los últimos en salir, en minutos se vació todo el monasterio. De repente se vio como se estrellaba por si solo uno de los vitrales que estaban en la recepción y al unísono se escucho un grito, fue un grito como nunca lo había escuchado, una voz ronca de hombre gritó SORATH, yo apenas estaba saliendo de la puerta exterior del monasterio cuando la reja que servia como puerta se dejo caer y dejo encerrados a seis de mis compañeros ahi, uno de ellos era mi hermano. Quise quedarme ahi para intentar liberarlo pero unos ruidos que venían desde adentro hacian que me fuera corriendo. Niall que era mi hermano me amenazó, dijo que si no me iba se mataba, no tenía otra mas que correr hacia las calles principales de Dingle y pedir ayuda y refugio a uno de los que vivían allá abajo.

Página 54, diario del monje Reilly. 


Madrugada del 12 de octubre de 1866.

Dingle, Irlanda.


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