Después de lo ocurrido, me dirijo hacia el restaurante, donde James me espera. Voy pensando en lo ocurrido, decido no darle muchas vueltas, no vale la pena. "Iba colocado, no lo culpes, no sabía lo que hacía" me dice mi voz.
Entro por la puerta del restaurante, es mi restaurante favorito, se llama FarBooks. Allí hacen los mejores sándwiches de toda Philadelphia, además te dejan alquilar libros. Es un sitio tranquilo, donde me gusta ir a relajarme, aunque también voy con amigos, en este caso, con James.
Cuando entro, James, está sentado en una mesa, al lado de la ventana, mirando la acera de enfrente. En cuánto me ve, se levanta, viene hacia mí, me mira a los ojos. Su mirada, tan profunda como siempre. Luego, desvía la vista hasta mi labio, hasta la herida.
Una mirada me basta para decirle que necesito un abrazo, él la entiende, y me abraza fuerte. Pasan unos segundos hasta que me suelta. Sus abrazos, son los mejores, los más reconfortantes. Nos sentamos en la mesa, en la que anteriormente él estaba. Se sienta en frente mía.
-¿Qué ha pasado?- Bajo la mirada. Presiente lo que ha ocurrido. Sabe lo de mi padre. Lo de mi hermano. Él lo sabe todo de mi.- ¿Ha sido él?- No contesto.- ¿Ha sido él?- Formula otra vez la pregunta, esta vez un poco más alto. Le miro y le asiento. -¿Qué ha sido esta vez?
-Cocaína- Digo con los ojos llorosos.
-Sé que es tu padre, pero no puedes dejar que te haga eso- Dice señalando con la cabeza mi herida- Y no me digas que no sabe lo que hace, porque siempre me dices eso, un día te va a hacer daño de verdad.
-Lo sé, pero no puedo hacer nada, no soy capaz. Hoy han utilizado la vara eléctrica contra él- Digo con los ojos todavía más llorosos.
-No sé cómo puedes ser tan buena, no te merece, y tu-me coge la mano-, no te mereces que te haga esto.-Empiezo a llorar, me suelta la mano, se levanta y se sienta a mi lado. Con un brazo me rodea, me acerca a él y me da un abrazo. Intenta calmarme- Sh...ya está, no pasa nada, ahora estás conmigo, nada te va a pasar- Poco a poco reprimo mis sollozos. Me da un beso en la cabeza, pero no me suelta. Me acaricia el hombro, ahora sí, me suelta, pero no del todo, su brazo todavía me rodea por la espalda.
-¿Qué voy a hacer? El dinero empieza a faltar, yo estoy en la universidad, mi madre no es capaz de salir de casa, todavía sigue con lo de Thomas. Y el alquiler del piso me empieza a...- James me corta:
-No pasa nada, me ocuparé yo de tu parte del alquiler...Aunque-Coge aire, parece que ha estado preparando lo que va a decir- Llevamos 4 años juntos, ¿Por qué no te vienes a vivir conmigo? Hay sitio suficiente, la universidad te queda al lado, no tendrás que pagare nada, solo hacer esos espaguetis tan buenos que solo tú sabes hacer- Bromea
-No son tan buenos- Le digo
-Pues a mí me gustan mucho.
-¿Qué vais a tomar, chicos?- Nos pregunta Sean. Todos los jueves vamos a cenar ahí, así que ya nos conocemos.
-Lo de siempre, Sean-Le digo
-Bueno, esta vez con doble de patas y las fresas, con mucho chocolate- Añade James.- Que hoy es tu cumple, Patri.
-Entonces, ya sé-Mira hacia arriba, intentando recuperar algo, que se le acaba de escapar de la punta de la lengua- a esto, invita la casa, no os preocupéis. Ahora os traen todo.
Es solo cuestión de un par de minutos, que traigan nuestros sándwiches.
-A veces, pienso que ya nos esperan y tienen todo preparado- Digo yo, en vista de lo rápido que nos han traído todo. James se ríe y dice:
-Tienes razón, Sean es muy rápido y muy atento- Se mete un pedazo de sándwich en la boca, traga y sigue- ¿Qué opinas? ¿Vendrás a vivir conmigo? Hunter, se pondrá muy contento –Hunter es el perro de James, es muy cariñoso, sobretodo conmigo.
"Deberías hacerlo, estarás mejor con él" Me dice la voz.
-De acuerdo, pero con una condición- James me mira expectante.
-¿Cuál?
-EL lado izquierdo de la cama es mío.-Sonríe
-Me parece bien.
Terminamos los sándwiches y actos seguido, Sean trae una especia de torre hecha con fresas bañadas en chocolate blanco, otras con chocolate con leche y otras con chocolate negro. En la punta de esta torre, hay dos velas, un dos y un uno.
-¿Cómo has sabido que era 21?- Sean se ríe y se toca su grisácea barba.
-Señorita, tienes a un novio muy atento a tu lado, nunca lo pierdas. Y tú, chico, trátala bien.- Le sacude los pelos de la cabeza a James, éste sonríe.
-Ya sabes, nunca me dejes.-Le digo a James
-Siempre estaré a tu lado- Me dice y me besa.
Nos comemos las fresas.
Hablamos sobre la universidad un poco. Él, estudia derecho, yo estoy estudiando una ingeniería. Al terminar el instituto, mis padres no tenían mucho dinero, pero la universidad me ofreció una beca, me pidieron que fuera. Que me pagarían todo, de modo que acepté.
Cuando terminamos con las fresas, nos vamos, el coche nos espera fuera. Los padres de James, eran importantes personas de la sociedad, de modo que no tenían los problemas de dinero que a mí me rondaban día sí y día también.
-A casa, Arthur- Le dice James al chófer. En el coche hay una botella de champán. James las mira, me mira y se estira para poder cogerla.- ¿Me das esas dos copas?- Le miro fijamente, él sabe que el alcohol y yo no nos llevamos, por todo el daño que le ha hecho a mi familia-Venga, un día, es un día, hoy es tu cumple, te vienes a vivir conmigo y no tendrás que preocuparte nunca más del dinero-Me devuelve la mirada con una encantadora sonrisa. Cojo las copas y se las doy. Abre el champán. Me sirve un poco en la copa.
-Por nosotros- Digo
-Por nosotros- repite él. Bebemos un trago. Luego nos reímos los dos, sin saber muy bien porqué. – ¿Te acuerdas de cuando éramos pequeños que soñábamos con ir a la universidad los dos y vivir juntos? Qué tiempos aquellos, en los que lo único que nos preocupaba era de si Thomas nos...-Pronto se dio cuenta de lo que había dicho. Él tenía mucho cuidado con ese tema, pero, yo, ya lo había superado-Perdo...
-No te preocupes, James. Ya lo he superado, no me voy a quedar atrás, estancada en un hecho del pasado.
-Lo sé, pero...no...no era mi intención...recordártelo...perdóname.
-No pasa nada- Le levanto la cabeza cogiéndolo suavemente por la barbilla y le beso.-Lo pasado, pasado está, no tienes de qué preocuparte. Parece mas tu hermano, que mío.
En cuánto llegamos a su casa, él abre la puerta.
-Bienvenida a casa, Patri- Todo está decorado con luces, luces de las que se ponen en los cenáculos, como esas pelis románticas de Crepúsculo. Lo había decorado todo para mi.
Es un piso muy acogedor, según entras está el salón. A la derecha hay una mesa, al lado de una ventana, desde la que se puede ver todo Philadelphia. Al fondo de todo hay una estantería que separa el salón de la habitación. A la izquierda, la cocina, con una mesa-isla en medio, muy acogedor, todo el piso.
-¡Oh, James! ¡Qué bonito! Pero, ¿Cómo sabrías que diría que si?
-Sabía que no podrías resistirte a esta encantadora sonrisa- Bromea, pone una sonrisa falsa y luego se ríe. Los dos reímos.- En realidad, lo arriesgué todo. Ya sabes: Quién no...
-Arriesga, no gana- Los dos terminamos ese dicho a la vez. Es el favorito de los padres de James. Ellos construyeron todo su "imperio" de la nada.
[Siento no haber escrito mucho, si gusta la historia, seguiré con ella]
[Gracias a Sabela por ayudarme a no no dejarla por imposible]
ESTÁS LEYENDO
La locura del camino rojo.
Novela Juvenil3 años desde la muerte de mi hermano Thomas. Mi padre en la celda 87. Mi 21 cumpleaños. Un piso para 2. Demasiados secretos para 1 solo. Entonces, aparece él. Todo es cuestión de cifras rojas.