Cap. 15

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— No puede ser... — se escuchó desde atrás de un árbol.

La voz se me hacia familiar pero no sabía si sería él... ¿Bill?
— ¿Hola? — pregunté rodeando el árbol para checar quién se encontraba ahí.
— Así que ahora eres... color lila — dijo una voz.

Ahora era la voz de Dipper. ¿Qué sucedía? ¿Porqué no los veía?
De la nada los árboles formaron una jaula conmigo dentro destruyendo el hermoso lago al que ahora llamaba hogar.
— ¡No! — grité al sentir que una rama me enredaba a un tronco.

Intentaba gritar pero no podía. Era como si alguien me hubiese quitado la voz.
A la jaula entraron Dipper y Bill riendo.
— Hace tiempo que no nos vemos — dijo Bill.
— Oh mejor dicho. Hace tiempo que no nos saludas para preguntar por nosotros — dijo esta vez Dipper.

Intente hablar pero era inútil. Ambos pusieron rostro de decepción y se fueron. Me dejaron sola dentro de esa jaula de madera. No sabía que hacer hasta que empece a llorar...

Desperté. Gracias al cielo era solo un sueño. Me levante y camine hacia el lago. En mi reflejo había una chica con piel color lila con muchas lagrimas en los ojos y las mejillas llenas de desesperación. No podía más. Tenía que ver a los chicos.
Me acerqué al bosque y me colgué a una rama del árbol más cercano que encontré. Empece a saltar sobre las ramas y a sentir el aire en mi rostro. Me sentía bien, como si la madre naturaleza hubiese limpiado mis lagrimas y besado mi frente con esa suave brisa del bosque.
Me detuve en una rama de un pino escondida entre las hojas del pino que me picaban y heche un vistazo a la Cabaña del Misterio. Dipper estaba saliendo y eso hizo que mis ojos se abrieran más y que me hiciera un poco para tras haciendo que las hojas se movieran. <<Demonios>> pensé.
Dipper volteó y dio unos pasos hacia el pino.
— ¿Quién eres? Durante días he sentido tu mirada sobre mi. ¡Muestrate cobarde! — ijo con coraje y un tono enojado.
— ¿Dipper? — preguntó Bill saliendo de entre los árboles del bosque — ¿Qué ocurre? Wow. Puedo notar que la falta de Bianca te hace daño.
— No estoy loco —dijo Dipper empujando a Bill—. Sólo que me esta vigilando y ya no lo puedo resistir más. Estoy harto.

Se acercó al pino y empezó a golpearlo con una fuerza que jamás me imagine que tendría. Mis pies empezaban a resbalarse por los golpes.
No sabía qué hacer ni cómo escapar. Hasta que por alguna razón mi nariz empezó a sangrar y cada vez que Dipper daba un golpe sentía que me lo daba a mi. Ya no podía. Me dolía demasiado y me sentía muy mareada. Mis brazos se debilitaron y soltaron el tronco haciendo que cayera del árbol. Mi impacto contra el suelo fue dolorosamente ruidoso.
— Dipper, alto —escuché decir a Bill y cuando me vio sus ojos se iluminaron—. ¿B-Bianca?

Repitió mi nombre unas cuantas veces hasta que Dipper asomó su cabeza.sus ojos me absorbieron y contemplaron.
— ¡Bianca! —gritó Dipper y corrió hasta mi.

Ambos se arrodillaron y yo seguía en el suelo sin poder moverme. Dipper me tomo con delicadeza y me abrazó con el amor que extrañe tanto de él. Después, Bill me tomo de los hombros y beso mi frente miles de veces mientras me acurrucaba en sus brazos.
— Los amo... —intenté decir— Los amo, chicos.

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