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"Necesitamos hablar" escuchó el castaño la fuerte voz de su padre al otro lado de la línea.

"No quiero hablar contigo" contestó sin titubear.

"No te lo estoy pidiendo, Liam, es una orden, te quiero en la cafetería que esta por tu casa, la que está en la esquina. Vistete, en una hora llego a ella." La llamada fue cortada.

Con un suspiro Liam se levanto de la cama ¿que rayos quería su padre ahora? El hombre era tan impredecible que era difícil para el castaño saber que iba a querer esta vez ¿dinero? El no tenía dinero para darle. Liam busco entre la ropa que tenía en la maleta aún, porque le daba pereza sacarla, hasta encontrar una camisa azul y saco un pantalón al azar, a decir verdad, Liam sabia perfectamente que lo que decidiera usar se le vería bien.

Bajó las escaleras de su casa y escuchó voces que venían de la cocina, ahí estaban todos. Sin querer interrumpirlos salio cuidadosamente de la casa, esforzándose en no hacer mucho ruido al abrir y cerrar la puerta principal.

Las puertas del local se abrieron y Liam dejó su celular al lado cuando vio a su padre acercarse a él.

"Buenos días, hijo." la gruesa voz de Geoff se escuchó.

"Ajá si, al punto, Geoff." contestó Liam con rudeza. "No vinimos a tomar él té o a tener un desayuno especial padre e hijo, se que vinimos a cualquier cosa menos a eso, así que no actúes como si de eso se tratara, solo di lo que tengas que decir para que pueda irme a comer con mi familia" Geoff no esperaba tal respuesta de su hijo, y no lo iba a negar, le dolió escuchar como le hablaba ahora su pequeño Liam, aunque no había que mentirse a si mismo, él sabía que sus propias acciones habían hecho que su hijo se alejara y de repente eso le importó muy poco.

"Quiero que vuelvas a New York, lo pagare todo, hasta lo que no deba, pero vete de una vez ¿quieres?" espetó rápidamente con ese acento peculiar que caracteriza a los de Wolverhampton.

"¿Y que te hace creer que haré caso a lo que me dices? Mira, Geoff, yo no seré tu marioneta una vez más, no te tengo miedo, puedes amenazarme con lo que quieras, pero no harás nada, ahora yo llevo las riendas de mi vida, no voy a dejar que me las arrebates, no voy a permitir volver a perder a los que amo por tus mierdas ¿entendiste?"

"No te favorece retarme, Liam" dijo casi gruñendo él mayor.

"Ni a ti chantajearme, papá, ¿quieres jugar conmigo? Perfecto, pero ahora yo también me divertiré." contestó Liam sonriendole de lado a su padre. Ni él mismo se creía las cosas que decía, y tampoco sabía como cumplirlas, pero no iba a dejar que Geoff hiciera de él lo que quisiera otra vez.

"Escuchame bien, Liam, no tienes idea de las cosas que puedo estar dispuesto a hacer por conseguir lo que quiero, no te metas, o saldrás muy lastimado, mil veces más que la última, todos los que te rodean pagaran por lo que hagas, ten eso en mente ¿bien? Te lo aviso por las buenas Liam, apartate de mi camino."

"Lo dices por que sabes que sé lo de Danielle ¿no es así?" soltó una pequeña carcajada Liam. "¡Mira quien es él asustado ahora! Pero te propongo algo, tratemos de jugar este juego limpio, crea tus jugadas y yo haré también las mías, llevemos algo sin él juego sucio ¿es mucho pedir?"

"¡No estoy jugando, Liam!" exclamó el otro comenzando a perder la paciencia.

"¡Ni yo! Solo vete, voy a ignorar que me acabas de amenazar, voy a olvidar lo que se de ti, pero dejame en paz de una maldita vez."

Y si Geoff hubiese hecho caso a lo que Liam le dijo, si él no hubiese respondido, tantas tragedias se habrían ahorrado. Pero los Payne no se callan nada.

Culpable | Ziam MayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora