Despedidas

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Él se fue primero que yo, y ya tenía ganas de estar a su lado. Pero, en el momento en que se acercó el momento de partir me invadió un tremendo desespero por acomodar todo lo que había dejado descuidado, mis asuntos familiares, mis hermanos, mi casa, mis amigos. Mis propios demonios.

Ya era tarde tenía que partir, dejando mi nido y con ganas de traérmelo conmigo. Sabía que extrañaría hacer lo que casi nunca hacía con mi familia: compartir.

En el aeropuerto toda mi familia estuvo a mi lado, la despedida larga y triste. No supe que no los volvería a ver en mucho tiempo hasta que la puerta de aduana cerró.

Se retrasó el vuelo y yo solo quería pasar ese rato con ellos. Veía una y otra vez las fotos del viaje a Mérida, hasta que la batería se agotó.

A partir de ese momento tendría nueva casa, nuevo compañero, nueva vida.


Historia de una Nueva VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora