Psicológicamente destructivo.

59 4 1
                                    

Para Madara todo estaba muerto desde un principio. Sabía perfectamente las consecuencias de tener a Hashirama Senju como pareja, los enemigos que ganaría, las mentiras que tendría que decirle al mundo, los secretos que tendría que guardarle a sus seres más amados, cuanta planificación y esmero para un simple encuentro o una cita... Pero todo era por Hashirama, su amigo de la infancia.

Al menos así lo pensó en un principio.

Llegó un momento en que la rutina llegó a afectarle psicológicamente que, si bien no grave, le hacían delirar sobre un trastorno de propensidad a la persecución; todo lo que hacía creía que era juzgado en silencio a su alrededor, cosa que pasó a mayores cuando afectó a su temperamento, su desconfianza e ira con respecto al mundo por lo "cobarde" que podría ser al no darle espacio para siquiera mirar su celular, sin recibir malas miradas.

Esto continuó en silencio durante mucho tiempo, unos meses quizás (que para Madara, quien es una persona bastante calculadora y ahorrativa de tiempo) antes de que Hashirama se diese cuenta de que su pareja secreta no se encontraba bien psicológicamente.

Primero Hashirama lo intuyó, puesto a que desde que había salido de su departamento para subir al coche de Madara, este tenía la vista pegada en el retrovisor del auto hacia una chiquilla (que aparentemente no superaba los 12 años) la cual únicamente le saludó alegremente antes de entrar al auto, con un cejo fruncido implantado en el rostro que únicamente desapareció cuando le habló. Después volvió a intuirlo con más certeza, cuando de camino a un bar privado (patrocinado por la familia Hyuga, los cuales tenían buenas relaciones comerciales con Senju) la mesera miró de mala manera a Madara, el cual no se contuvo de inmediato y se levantó de su asiento y se dirigió, técnicamente arrastrando a Hashirama a la salida; la mesera había visto con malos ojos al hombre detrás de Madara, quien la estaba acosando con unos besitos lanzados al aire y un aire de coquetería.

Un día de Martes, Hashirama tuvo la mala experiencia de ver a su novio secreto molesto frente a una discusión homosexual en el trabajo, donde dos compañeros de empleo hablaban sobre cuán enfermos eran esas personas y qué mal se la debían pasar por no estar en compañía de una mujer de verdad; por lo que pudo ver, Madara se lo tomó muy a pecho, como si toda esa conversación fuera dirigida a él (Aclaración: Madara visita continuamente a Hashirama en este tiempo puesto a que sus empresas se ayudan mutuamente después de que la empresa de Madara decreciera por las malas lenguas de la competición, la empresa de Hashirama prestándole ayuda y creando un contrato justo; ahora van por la unión de ambas empresas para generar más ganancias económicas). Tuvo que lidiar con un Madara histérico en la oficina cuando se encontraban solos, y casi tuvo que suplicarle que dejase a sus empleados tranquilos puesto a que le estaba ofreciendo el despido de ambos.

Esa fue la vez en Hashirama pudo determinar que su novio estaba estresado de la relación que ambos llevaban a escondidas del mundo, y que le iba afectando día a día.

Madara sentía como día a día algo de su personalidad extrovertida destructiva tomaba riendas a lo que debía ser una más introvertida y reservada, pero eso no era excusa para terminar con su relación con Hashirama. Le amaba, ¡maldición, estaba loco por él! En la cama era increíble, además de que sus momentos privados (cuando no sentía que era observado ni incómodo) eran los más tiernos y relajantes que podría sentir para un hombre tan demandante como él, y por sobre todo, se sentía en ese estado de paz en el que su mente dejaba el trabajo y las repercusiones psicológicas, para estar en el calor de Hashirama.


Psicológicamente destructivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora