Tardes como las doy, solitarias, mientras observo consumirse lenta y velozmente el cigarrillo entre mis finos dedos y vuelvo a aquellas tardes en su compañía.
Aun recuerdo verla y abrazarla, oler ese olor que solo procede de ella, estar tumbada sobre ella mientras jugábamos a la Play Station 4, como si el mundo exterior hubiera dejado de existir, como si solo en la Tierra estuviéramos nosotras dos.
Tras algún que otro minuto, en lo que queda del cigarrillo apenas ya se puede leer "Winston" por debajo de la cinta dorada, en letras rojas.