Desperté, recuerdo que en ese momento, un simple movimiento de brazos, era para mi, toda una odisea. Una simple brisa marina podía romperme varios huesos. Me sentí inmune, desnudo frente a la Madre Naturaleza. Tras un esfuerzo descomunal, conseguí ponerme en pie. Al alzar la vista, pude observar que me encontraba en una isla, aunque no pude confirmarlo, pues, la maleza me impedía avistar el otro extremo del lugar en el que me hallaba.
Observe unos cocos colgados de una palmera, pero no me encontraba con suficientes fuerzas como para subir a por ellos. Así que seguí caminando por la orilla en busca de algo.