Capítulo 2

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En un lugar de la ciudad.

Llega a clase. Ya está cansado y aún no a empezado la mañana. Pronto llegará Don Antonio. Que asco. Se sienta en su sitio de siempre, depositando su mochila a un lado del pupitre. Saca los libros. Espera a que venga el profesor y suelte el discurso. Su compañera de pupitre se a ido al baño. Carol es guapa. Sí, no está mal. Y tiene muy buen cuerpo. Pero en su cabeza solo está ella. La chica que conoció por internet. Aquella que ahora es su mejor amiga, aunque él desearía que fuesen algo más. No puede dejar de pensar en ella. No, no puede. Y hasta él mismo se prometió la noche anterior no pensar más de la realidad. Pero no puede evitarlo.
Alguien le toca la espalda. Y este salta de golpe.
-¿Te has asustado?-Ríe.
-Pues hombre... creía que eras Don Antonio.-Sonríe.
-Pues no, te equivocas, soy Carol. -Se sienta y saca los libros.
-Eso veo. Que eres Carol.
-Encantada. -Le hecha la mano.
-Estas de broma no? -Se extraña y acepta.
-No, soy Carol Gonzales y tu?
-Ah pues yo soy Carlos.
-Que guapo eres Carlos.-Sonríe y deja ver su dentadura perfecta y sus ojos color miel se fijan en el, buscando su mirada. La encuentra.
-Gracias, señorita Carolina.

Sí, Carol es bastante especial. Muy distinta a las demás. Y tiene algo que te hace olvidarte de todo cuando estás con ella. Ella consigue que olvide a Elena por un rato.

Llega su profesor y se sienta en la mesa mas cercana de la pizarra.

-Abrid por la página setenta y tres y buenos días. -Dice haciendo una mueca algo divertida y guiñando un ojo.
-Cuando va a ser el examen Don Antonio? -Pregunta el empollón de clase.
-Ya lo diré, id estudiando, u os vendrá de sorpresa. -Abriendo su libro por la página correspondiente.

Y después de esto, Don Antonio sigue con su explicación interminable. Suena la campana. Es la hora del recreo. Carlos coge una empanadilla que se ha comprado en la cantina esta mañana antes de entrar a clase. Tiene una pinta deliciosa. Se la hace la boca agua. Llega al banco donde siempre pasa sus recreos. Sus recreos pensando en ella. Ella y solo ella. En nadie más.
¿Que pensaría Elena, si él le dice que la ama? Que está totalmente loco, seguro que pensaría eso, o que el es poco al lado de ella. Nunca se han visto. Nunca se han sentido. Pero sí se la a imaginado a su lado, cogidos de la mano, caminando por una calle, sin pensar en nada ni en nadie, solo en el momento, sintiéndose cerca. Carlos es un buen soñador. ¿O no lo parece?.
Piensa. encontrarse algún día. Llevan ocho meses hablando y se prometieron verse un día de algún un fin de semana próximo. ¿Pero que fin de semana? Entre semana, a ella no le dejan salir, y vive a bastante kilómetros de el, sería una locura. Nunca llegará ese día. A lo máximo que han llegado es a verse por una cámara. A través de una pantalla. No es comparable. Si ahora mismo la tuviese delante, la besaría o lo intentaría. Pronto llega su amigo Marcos.

-Hombre Carlos. -Saluda con desparpajo.
-Hola, Marcos. -Dice desanimado.
-¿Te pasa algo? -Pregunta sentándose junto a él y abriendo su bocadillo de jamón.
-No, ¿por que? -Levanta su mirada entristecida.
-Te veo entristecido, comocon pocas ganas de vivir. -Busca la mirada de Carlos, que está perdida en la nada.

Eso es lo que tiene en este momento, pocas ganas de vivir. Pero intenta disimularlo sea como sea. No quiere preocupar a nadie, y menos por una tontería como esa. Tontería para los demás.

-Estoy agotado, anoche me acosté a las tantas estudiando. -Miente, y se le nota.
-Bueno, pues descansa. -Dice sin convencerle lo que su amigo dice, pero no quiere insistir.
-Lo intentaré. -Le pega un bocado a su deliciosa empanadilla y mira al frente.

En otro punto de la ciudad.

Paula no quiere molestarlo más. Hecha un vistazo a su alrededor y se sienta en la mesa mas próxima a el. Elena se acerca a ella y le pregunta que si tiene un lápiz de sobra. Esta se ofrece.

-Vas a hacer los deberes? -Pregunta su compañero favorito de clase, que ya los a hecho.
No puede ser. ¿Le dice a ella? Aún no se lo cree. Intenta contestar lo antes posible y suelta lo primero que se le pasa por la cabeza.
-Sí, si no esta tarde no podré ir a mis clases de salón. -Miente.
Y se arrepiente de haberlo hecho, por que aquello no tiene cabida, no hay por donde cogerlo.
¿Ella? ¿Bailando un un tango?
-¿Si? ¿Vas a clase de salón? -Pregunta Sergio, que recuerda que cuando el era pequeño, le obligaron a ir.
-Si, bueno, estoy empezando a ir. -Sonríe, está temblando.
-Pues que te vaya bien esta tarde, Paulita. -Le guiña el ojo y se dirige a un amigo que le estaba llamando desde lo lejos.
Suena la campana, esta indica que hay que entrar a clase de matemáticas.
-Maldita campana. -Susurra Paula.

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2015 ⏰

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