Una noche de diciembre, en un lugar de la ciudad.
La soledad trepa por las paredes de la habitación, y una luz tenue alumbra no más de la mesa de estudio. Elena tendrá que concentrarse, o los exámenes trimestrales no saldrán como sus padres esperan. Está cansada. Agotada. Lleva toda la tarde delante del libro, leyendo y releyendo cada párrafo con la máxima atención posible, como si de su libro favorito se tratase. Pero nada, no da resultado. Necesita despejarse. Corre la cortina, abre la ventana, y se asoma. Aspira, inspira. Se relaja.
Es noche cerrada en la ciudad y la escasa luz de las farolas que alumbran la calle que se encuentra esta noche solitaria. No hay nadie caminando, ni si quiera en el bar de enfrente de su casa. Donde suelen ir los padres con sus hijos a tomar un refresco por las tardes, aprovechando el jardín en el que se encuentra para que los niños jueguen. Suspira. Enseguida vuelve a cerrar. Hace frío. Demasiado. Ya se nota que el invierno está a la vuelta de la esquina. Mira el reloj. ¿Ya son las 22:00? Puede ser, se puso a estudiar a las seis y desde ahí el tiempo ha transcurrido muy rápido. Suena un ruido. Es su tripa. Necesita comer. Se levanta de la silla, coge sus zapatillas de estar por casa con gatitos rosas y se dispone a ir a la cocina. No hay nadie en casa. Sus padres trabajando, y su hermana con abuela. Abre la despensa y contempla la variedad de artículos de bollería que hay. Se decide por un croissant. Va hacia el salón y se sienta en el sofá. Saca el móvil y mira los whatsapp. Nadie especial. Que raro ningún mensaje de su mejor amigo. Piensa. Estará estudiando. Abre el chat con una de sus mejores amigas.
-Hola, Eleno.
-Hola, fea.
-Si que has tardado en contestar. -Dice su amiga algo desesperada.
-He estado estudiando el odioso examen del jueves.
-Tía todavía queda media semana para el examen, claro, tu siempre estudiando.
-Sí, no soy como otras. -Escribe echándose a reír.
-Fea. -Le dice con cariño.
-Gracias mujer, me marcho, luego hablamos.
-A estudiar?
-Sí, es lo que hay...
-Vale, hasta mañana! -Le manda un lacasito con un beso.
-Hasta mañana, Paula. -Cierra el chat.Se levanta del sofá y se va hacia el cuarto de baño. Se lava las manos, y se dirige a su cuarto. Está agobiada. Tal vez desesperada. ¿Y si Paula tiene razón? Aún quedan cuatro días para el examen. No. Hay que estudiar. Como suspenda se las verá con su padre. Y no podrá viajar. Aún no sabe a donde quiere ir esta navidad. El viaje del año pasado a París estuvo genial.
Se sienta en su escritorio, enciende la luz, coge aire y a estudiar. Concentración.Una mañana de diciembre, lejos de Elena.
Suena el despertador. Odiosos lunes. Aún está medio dormido. Se levanta de la cama. Y se dirige al armario. Lo abre. Coge una sudadera amarilla y unos pantalones vaqueros. Se va a baño. Hace frío. No lleva calcetines y procura andar de puntillas para tocar el suelo lo menos posible. Se lava la cara. Se despeja. Que asco de lunes, se repite a sí mismo continuamente. Anoche no habló con Elena. Se siente culpable, pero al mismo tiempo orgulloso. Progresión. ¿Por que tiene que ser el siempre el que le hable a ella?
Se calza. Se cuelga la mochila. Coge un batido de chocolate. Y sale de casa. Camina por la calle. Solitario. Llega a la parada de autobús y espera. No llega.
¿Que estará haciendo?¿Le abro chat? No. No Carlos no. Tiene que desaparecer de mi cabeza por unos días. Seguro que cuando vea que no le hablo, me habla. Está seguro. Segurísimo. Llega el autobús. Se abren las puertas y sube.
Se sienta en los asientos de el final, como siempre. Y pronto llega su amiga Carol.Mientras, en otra cuidad.
Vuelve a llamar a la puerta. Nadie responde. ¿Donde se habrá metido esta niña? No hay otra elección. Decide llamarla. Tres bips. Cuatro. Cinco.
-Si? -Suena una voz calmada.
-Soy Elena, donde te has metido? Vamos a llegar tarde! Estoy en la puerta de tu casa, y nadie me abre.- Grita histérica.
-Tranquilizate, Elena, estoy en la cochera de mi casa, no se escucha el timbre aquí, salgo ya.- Cuelga.
A los segundos, aparece una adolescente maquillada. De cabello no muy largo, por los hombros. Ondulado. Marrón oscuro. No más de 1'66 de altura. Con una sonrisa preciosa.-Ya te vale, un poco mas y me fundes el timbre.-Dice mientras cierra la puerta de su parcela.
-Te aguantas, llegamos tarde-Camina ligera.
-Tranquila, aun quedan diez minutos.-Sonríe.
-Está bien.-Relaja el paso.Lola a cambiado mucho. Le a sentado bien el cambio de casa. Parece que hasta a madurado. Raro en ella. Muy raro.
-Para mi que tu quieres llegar cuanto antes para cruzarte con...-Pone cara interesante y hace gestos muy expresivos con las manos.
-Con quien? Venga, sorprendeme.-Abre mucho los ojos.
-Con tu queridísimo Jesús.-Suelta al fin.
-Si claro. Sabía que me ibas a sorprender, pero no tanto.-se niega.
-No nieges lo evidente. -se detiene.
-No lo niego. -se gira y la mira.
-No me moveré hasta que no lo aceptes. -se cruza de brazos.
-No te tengo que confesar nada, por que no me mola ese chico. -Se da la vuelta, y mueve el pelo con chulería.
-No, solamente te mueres por el y por sus huesos, ¿a quien vas a engañar?. -se ríe.
-Lola llegaremos tarde.-Se pone seria.
-Esta bien... -Camina y su preciosa sonrisa, se dibuja en su rostro mañanero.Transcurren minutos y ninguna de las dos dice nada. Elena piensa en Jesús.¿Me gustará ese chico tanto como dice Lola? Se hace esa pregunta continuamente, hasta que llegan a la puerta del instituto.
-Mira Elena, tu amigo Jesús. -Le da un codazo.
-Ah pues muy bien por el. -Lo mira.Le encanta. Decidido. Le gusta muchísimo. Jesús esta muy guapo. Esta mañana se a peinado diferente. Con un tupé hacía arriba. Le queda bien. Le hace un chico interesante. Más de lo que ya es. Le da la compresión de que sus ojos brillan cuando habla. Y su sonrisa siga siendo la mas maravillosa que a visto en su vida. Sueña. Se montaría una propia película con ese chico. Una en la que ella se la protagonista, y el su príncipe azul. Uno de esos que ya no quedan o están ocupados. Su sueño se a acabado. Suena la campana. A clase. Ya seguirá soñando luego.
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Gritaré para que vuelvas.
Romantizm¿Hasta dónde eres capaz de llegar por amor? Gritaré para que vuelvas es una novela juvenil que cuenta la historia de Elena, una adolescente de casi 16 años que se enamora de Jesús, un chico muy diferente a ella. ¿Puede ser que Jesús también esté ena...