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-¡Primera posición!

La poderosa voz de su instructor de ballet se escuchaba por el aula vacía. Kai colocó una mano en la barra y juntó sus talones, separando de sus pies haciendo un perfecto ángulo recto. Levantó su mano en primera posición con la espalda siempre recta.

-¡Segunda posición!

Kai deslizó sus pies hacia los lados con un pie de distancia entre los mismos como su instructor Yae Ming, o como a veces se dejaba decir por el pelirosado, Hyung Ming.

-Esos brazos, Kim. -Dijo su Hyung, dando palmadas pequeñas con sus dedos a los brazos de Kai los cuáles deberían estar rectos.

Kai mordió sus labios inferiores siguiendo las indicaciones de su instructor de tan sólo 28 años, al cuál le tenía un aprecio increíble. Escuchó a su profesor pedirle la tercera posición así que Kai deslizó sus pies y mantuvo su espalda recta y su mentón hacia arriba mostrando un porte perfecto para el ballet.

Ming sonrió satisfecho por la perfección de su estudiante y al momento de hablar se vio interrumpido por el sonido de la puerta haciendo que Kai se desequilibrara y tuviera que sostenerse con ambas manos de la barra.

El joven señor Yae hizo un ademán con la mano haciendo que el pianista detuviese sus dedos que se deslizaban sabiamente sobre las teclas del instrumento. Kai dio una mirada sobre su hombro viendo un pequeño con cabeza grande y cabello rojizo, era todo lo que podía ver.

¡Oh! Y hombros pequeños.

-¿Interrumpo? -Una suave voz resonó en la habitación vacía. -¡Lo siento tanto! Con permiso.

El dueño de la atención de todos estaba a punto de salir cuando su instructor habló.

-No hay problema, Dodo. ¿Qué sucede? -Kai se sorprendió por lo suave de la voz de Ming.

-Noona me dijo que te trajera esto. Me dijo que estabas disponible. -Dijo el pequeño levantando una bolsa en manos.

Kai finalmente pudo admirar la belleza de aquel chico, era precioso. Labios gruesos en forma de corazón, bella sonrisa, tenía una piel pálida y nívea que Kai quería acariciar todas las noches al dormir, tenía unos ojos gigantescos y oscuros que sólo atraían a Kai más y más a perderse en ése inmenso mar de profundidad. Tenía una nariz pequeña y el cabello suave y lacio que caía como un lago de fuego sobre su frente, le quedaba bien el color rojo.

-A-aunque ahora que lo p-pienso... -Masculló el chico sonrojado hasta las orejas.

»¡No hay chico más hermoso en el mundo!« Pensó el moreno.

-Creo que XiuMin era el libre y tú el ocupado. -Dijo, sonriendo tímidamente a su profesor.

El profesor llevó una mano a su frente, dándose un facepalm gigantesco y suspirando por lo distraído que su pequeño sobrino era.

Kai quiso sonreír por lo bello que lucía pero lo único que hizo fue morder su labio inferior y negar ligeramente con la cabeza queriendo seguir concentrándose en sus posiciones para que quedasen perfectas.

-No pierdes la cabeza porque la tienes pegada. -Gruñó el instructor. -Anda, ve con Min a entregarle eso.

El pequeño ojon -ahora llamado Kyungsoo- asintió y con un lo siento dirigido al bailarín y al pianista salió de la sala de baile. Pero al momento de disculparse conectó miradas con el chico moreno de la barra.

Kyungsoo se sorprendió por la belleza del chico, lo suave y masculino que lucía, como su cabello rosado caía sobre su frente y sorprendentemente, lucía maravilloso con la piel morena y tersa del bailarín. El pequeño pelirrojo quedó enamorado de los labios del alto, con sus brazos, con sus largas y torneadas piernas.
Kyungsoo mordió sus labios y trató de lucir calmado pero la sangre llegó a todo su rostro cuando vio al bailarín sonreirle mediante le guiñaba el ojo.

Kyugsoo salió de la habitación dejando a su tío dudoso, mirando intrigante a su pupilo con una ceja alzada quién fingió concentrarse en otra cosa.

Kai sentía la necesidad de ir a hablarle al hermoso pelirrojo por lo que fingió perder algo palpando sus bolsillos -que no tenía por el uso de los leggins-.

-¡No encuentro mi cosa ésa! -Chilló falsamente preocupado frente a la mirada burlesca de su instructor. -¡Voy a buscarlo al lugar ése!

Y así Kai, aún con las balerinas, salió corriendo fuera del estudio por los pasillos de madera hasta que encontró a una pequeña cabecita roja andando por las calles.

-¡Hey, tú! ¡Niño bonito y ojón! -Gritó, haciendo que el chico se diera la vuelta confundido.

Kai llegó hasta él y le sonrió nervioso. »Bien, JongIn, ¿ahora qué le dirás?« Pensó Kai mordiendo sus labios inferiores.

-Soy el bailarín que estaba donde tu tío. -Dijo, excusándose mientras rascaba su nuca con una sonrisa nerviosa. -Soy...

-Kai. Ya lo sé. -Respondió el bajito rápidamente. -Mi tío siempre habla de ti. Soy Kyungsoo. -Dijo el mayor alzando su mano para saludar formalmente al moreno.

-Ya lo sé. -Dijo Kai de la misma manera. -No me digas Kai, es mi nombre de bailarín, soy JongIn para ti.

Y así se pudieron quedar horas y horas tomados de la mano y mirándose con los ojos llenos de chispas, tanto así que a Kai no le importó que su instructor le regañase luego.

-Entonces... Niño bonito, ¿quieres ir por un helado? -Preguntó JongIn.

El mencionado sólo se sonrojó y con una gran sonrisa asintió.

Pretty boy. (Kaisoo) OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora