Se apaga la luz, se enciende el anhelo, se apaga mi tiempo y enciendo el mechero. Y entonces te veo, como siempre, reflejada en la sombra del fuego de mi cigarro, y entonces te pierdo, como siempre, un barco a la deriva que tiene roto el amarro. Y ya no intento encontrarte en las miradas perdidas, ya no busco llenarme con miradas vacías, solo quiero agarrarte fuerte entre mis brazos y cuidarme de las inseguridades mientras duermo en tu regazo. Ya no pretendo que me quieras, sería como protegerse de la lluvia en azoteas, solo quiero marcharme y recordar como se hacía eso de dejar de amarte.