3-Parte

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Ya pasadas unas horas, la puerta de mi habitación fue abierta desde que Cyntia me trajo el desayuno, que por cierto no lo había tocado y seguía sobre mi escritorio. Por la puerta entro Marco que me dijo que Nerea estaba esperándome.

-Dile que suba.-
-¿Al chico también?-¿chico? Quien más había venido, yo no tengo más amigos a parte de Nerea en el instituto.
-Sí...si claro que pasen ambos- me entraba la curiosidad por saber quien había venido.

-Hola Ai. Te he traído a alguien que se que te ayudará en este momento- entonces, un chico rubio platino de ojos grises entro a mi cuarto.
-¡Mario!-Salte de la cama y corrí a abrazarlo, ya le echaba de menos.
-Cuanto tiempo pequeña- Mario me devolvió el abrazo y me beso la coronilla, Mario era el hermano mellizo de Nerea y era como mi hermano mayor, pero hace una año y medio sus padres le mandaron a una escuela en el extranjero para estudiar más centradamente, y no le veía desde entonces. Nerea repitio curso y por eso esta en mi clase, nuestras familias se llevan tan bien que hasta son hermanos para mi herm...

-¿Donde esta el otro pequeñín Ai?-en ese momento corrí hacia la ventana y me volví al tejado que por cierto estaba empapado y allí rompí en llanto. Después de un rato escuche unas pisadas torpes y siento que alguien me toca el hombro.

-Ai, pequeña, que te pasa- abrazo a Mario y le dice a Nerea que suba.
-Espero que sea realmente importante, ya sabéis que tengo mucho vértigo.- suelto una triste risa mientras Mario suelta una carcajada y Nerea nos mira mal y empiezo a contarles todo.

Cuando terminó de contárselo no dice nada, llevan sin decir nada desde que comencé a explicarles la causa de mi depresión. Unos minutos más tarde Nerea, abre la boca para decir algo pero la cierra al instante. Ninguno me mira con pena ya daban que es una de las cosas que más odio. Mario me abraza y me pongo a sollozar en su hombro. Y como siempre Mario tiene que decir una estupidez.

-Bueno,¿Quieres que nos morreemos y asi te alegras un poco?- Le pego en el estomago y susurro un "estupido" y continuo abrazandolo.

No se cuanto tiempo estuvimos así, pero fue un momento en el que llore como nunca antes hasta quedarme sin lágrimas que derramar. Volvimos a mi cuarto y Nerea soltó un suspiro de alivio.

-Gracias a dios, por fin estamos en tierra firme-
-¿Dios?-
-Si, gracias a Dios por que-
-Dios no existe o es injusto por dejarme sin familia y obligarme a ir a un lugar sola-
-Tranquila Ai no te pongas así, la vida en si es injusta tu solo piensa que esto es por el Karma y que este era el de sino de tu familia y el tuyo.-
-Lo siento, esta situación me esta volviendo irascible y gracias-
-De nada y tranquila-

A las 3 la madre de Mario y Nerea les llamo muy enfadada por el retraso en la comida. Mario y Nerea se tuvieron que ir corriendo y Ainara se volvió a quedar sola. Cyntia volvió a la habitación para llevarle la comida y se llevó la bandeja del desayuno que aún no había ni tocado. Ainara pensó en volver al techo pero empezó a lloviznar, así que se quedo mirando por al ventana, escuchando música, sumergida en su mundo.

Tras un rato que se le paso rápido estando en su cabeza, sintió que alguien la observaba y se dúo la vuelta quitándose los cascos. En la puerta, vestida formalmente había una mujer, pelirroja de piel blanca y de apariencia fina, parecida a la porcelana de su madre, de ojos grises y algo delgada.

Nuestro último enemigo: La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora