Pobres ingenuos,
Creyeron que nos tendrían siempre atadas aquí,
A la ciudad,
Al recuerdo,
Al dolor.
Pero no,
No nos verán la cara,
Verán nuestras espaldas cuando escapemos de aquí,
De esto que nos ata al recuerdo.
Nos iremos,
Pero el olor a hogar siempre lo tendremos.
Y no olvidaremos,
A los que de verdad creyeron en nosotros,
A esos que no se fueron por miedo.
Y ojalá nos recuerden,
Porque fuimos los de las falsas ilusiones.