Si fue casualidad, ha sido una de las más lindas que me ha tocado en mi vida, y al mismo tiempo una de las que más me ha lastimado.
Todo comenzó un día sábado; estaba en mi escuela buscando a mi ex-novio cuyo nombre es Jasson.
Jasson era de una estatura media, no era ni muy alto ni muy chaparro, su complexión era rellenito, pero no gordo al decir verdad. Simplemente unos kilos sobre su peso recomendado.
El estaba en el club de parkour, y cada sábado iba a a verlo, no me importaba no ser más su pareja, yo aún le quería y eso era lo importante.
Llegue a la escuela a eso de las 10:00 a.m. claro que iba tarde, no estaba acostumbrada a levantarme tan temprano, puesto que estaba en el turno vespertino.
Al llegar a la escuela, lo he buscado por todos lados.
Le he dado más de tres vueltas a la escuela y el no apareció dando maromas frente a mi, así que me rendí y me dispuse a retirarme de la escuela, puesto que no tenía caso que me quedará...
Fue hay cuando apareció el.
¡¡pero tranquilos!!
No, ese no era el chico de mis sueños, ni siquiera se le paresia, simplemente era uno de mis muy buenos amigos: Juan. Un amigo de la secundaria.
Juan tiene una piel bastante morena, pero sin llegar a negro, simplemente esta tostadito por el sol; tiene un cuerpo ancho (esta gordito para que me entiendan) y tiene muchos barritos en la cara, y por último, una seguridad con las chicas que nunca he entendido.
Nunca fue una de mis personas favoritas, puesto que siempre llega y me abraza y me besa y no estoy acostumbrada a tanto cariño.
¿Alguien me apoya?
He pasado bastante lejos de donde estaba, pero al verme grito mi nombre y salió corriendo en mi dirección.
Al llegar a mi lado me ha dicho:
- ¡Hola! ¿Como estas? ¿Porque tan sola?
No ha terminado su frase sin ya estarme abrazando con una gran sonrisa en su rostro. Yo como no soy una persona grosera recibi su abrazo y conteste:
- ¡Hola! Pues vine a buscar a Jasson pero parese que no esta, así que ya me iba a mi casa.
El me respondió:
- Que mal! Oye si quieres puedes sentarte un rato conmigo y con mis amigos, también nos iremos en un rato. ¿Te parese?
Y esque, ¿como lo explicó? No es que esa idea me matara de emoción pero, no soy una persona a la que le guste estar en su casa, me encanta salir y pasar tiempo con mis amigos. Así que si aceptar la invitación de Juan a sentarme era la única manera de no pasar tiempo en mi casa, pues aceptaría.
- Si, esta bien. Y... ¿Quienes son tus amigos?
Mientras Caminábamos hacia sus amigos me señaló a cada uno y dijo:
-Pues el que esta sobre la mesa es: Paniagua y el que esta acostado sobre sus brazos se llama Leamsi.
Estaban justo fuera de la cafetería de la escuela; sentados en unas largas mesas metálicas. De esas típicas donde pueden sentarse hasta 10 o 12 personas en ellas.
Al primero que mire fue a Paniagua: El era alto, talvez podría medir 1.70 metros de altura, era delgado y llevaba puesto un suéter negro con rayas grises, y tenía la pantalonera del uniforme puesto, su piel era clara, tenía unos ojos cafés fuerte, pero nada que resaltará realmente y su cabello era de un color negro azabache, se notaba que se lo había cortado poco tiempo atrás pues lo llevaba muy corto.
Lo salude a el primero, pues me había puesto más atención que el "otro chico".
El "otro chico" tenía recostada su cabeza sobre sus brazos cruzados al frente, estaba volteando hacia abajo y no parecía que tuviera muchas ganas siquiera de mirarme.
Malo es que este chico no sabía que soy una gran fanática de llamar la atencion, así que me subí a la mesa y me coloque justo enfrente de el, y le toque el cabello, casi como haciéndole masajito en la cabeza y con un tono de voz más alto que el normal dije:
- ¡Oye! ¡Oye amigo! ¡Despierta! ¿Estas vivo?
Al ver que en lugar de despertarlo simplemente lo endormecia mas, cambie de masaje a pequeños golpesitos, el levantó su cabeza un instante y fue hay, justo en ese preciso momento...DONDE TODO COMENZO.
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¡Por favor! ¡No me dejes!
Teen FictionElla con un llanto tan fuerte que podría aver despertado a cualquiera en su casa rogó: -¡Por favor! ¡te lo suplicó! ¡no me cuelgues! Eso destrozaría mi corazón. Ella lo pudo escuchar: Había una sonrisa en su boca mientras decía: -Lo siento, esto enc...