Buenas vibras

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"Es el espíritu familiar del lugar;
él juzga; él preside; él inspira
todas las cosas en su imperio;
¿No será un hada, Dios?"
Charles Baudelaire,
Poemas sobre gatos.

Pasaron seis años y el pequeño felino sigue con vida, y por supuesto que la niña ya no era una niña sino una joven adolescente que adoraba llevar su cabello largo y sus vestidos bien al estilo de Edad Media al pueblo. Ella cumplió el trato que había propuesto su padre, jamás descubrió dónde defeco. Era un orgullo.

En la tarde, la joven busco la canasta para comprar calabazas y leche. La aldea es bastante pequeña para rumorear lo que sucedía todo alrededor ya sea por ser un peregrino, guerrero y... bruja.
Pocas veces recibía agresiones por parte de los habitantes, a veces recibía tomatazos, y otras, insultos como "¡Bruja!, ¡Maldita!, ¡Eres un monstruo!". No entiende porque las personas reaccionan así sobre ella. ¿Es por su belleza o descubrieron que tiene el gato negro?.
Cuando llega a su hogar, la madre le avisa escandalizando por toda la casa que su padre sufre una peste. Lo mismo sucedió con las demás personas, mueren de la nada. Y el mismo doctor no encuentra respuestas.

— ¡Es increíble! — sorprendido el doctor — Esto nunca a ocurrido. Los demás habitantes también tienen el mismo tipo de peste aún no sé lo que realmente es. No le encuentro una lógica.
— Doctor, ¿encontró alguna cura? — mujer.
— Es una peste. Supongo que es algo del aire, después de ese último efecto de la naturaleza que causionó la muerte a varios.
— ¡Oh, mi dios! — la mujer acaba de recordar una cosa — ¡Gracias, doctor! Se lo agradezco mucho. Yo lo buscaré. — se despiden. La joven estaba parada a lado de la puerta. — M'hija, el gato. ¡Trae el gato! — la mira con instinto de idea. La joven hace caso. — Ponlo cerca de tu padre, rápido.
El felino una vez estando sobre el vientre del hombre recorre dando vueltas para recibir mimos. Pero el problema es que el padre no tiene fuerzas.
— Sigue... Sigue. — la mujer anima el gato porque quería buscar el efecto. — ¡Por favor!
El gato comienza a ronronear y lamer su mano donde justamente recibio la mordida años atrás.
Así paso durante días el minino, acercarse al hombre para recuperar sus ánimos. Y pues, como ya esperas con el correr del tiempo mejoró su salud.

El pueblo cuando se había enterado que la familia poseía un gato negro invadieron la casa para verificar si el hecho curativo era cierto. Algunos creían y otros dudaban en prender sus antorchas. Ese día, la mayoría creyeron que el gato estaba maldito porque quién maldice un gato negro y a su dueño recibe su peste.

La diosa Bastet se sentía encantada, de ver a los seres humanos como adoraban su creación. Al igual que en su lugar de origen, un minino creado para ser sagrado y adorado.
Anubis se entera de esa información que recurría en boca a boca de los dioses. Primero, Osiris; segundo Horus y luego Tot. Cuando supo lo que Bastet había hecho, Anubis se acerco al oído de ella muy lentamente.

— ¡Excelente trabajo! — baja su cabeza como señal de respeto — La próxima creación será un felino negro pero con el pecho descubierto de blanco.
Bastet se ruboriza.

La peste negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora