El Confinamiento de Beth

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Beth y Daryl se encontraban en una habitación llena de velas encendidas, un olor dulce emanaba de ellas, él la besaba dulcemente mientras de su cabello emanaba un olor a canela, sus fuertes brazos rodeaban su cintura mientras ella acariciaba su cabello y su rostro, él dejó de besarla y la miró a los ojos, miró esos ojos turquesa que tanto la volvían loca y le sonrió

Él también le sonrió y le dio un efímero beso, luego acarició la nariz de la rubia con la suya y volvió a mirarla a los ojos mientras acariciaba su rostro, varios mechones de cabello rebelde le caían en la cara mientras la observaba

De pronto, Daryl se levantó, ya no estaban en la habitación sino en la orilla de una carretera; hizo todo sin dejar de mirarla a los ojos, besó sus manos y luego sus labios, antes de darse la vuelta y romper el contacto visual y perderse bosque adentro mientras ella intentaba seguirlo, pero sus piernas parecían de plomo, intentaba gritar pero su voz no salía...

Beth abrió los ojos, estaba acostada en una habitación que no reconocía, luego de acostumbrarse al lugar, se dio cuenta de que todo había sido un sueño, no había habitación con velas, no estaba Daryl... ¿Dónde estaba ella y donde estaba su Daryl?

Se levantó con cautela y miró por la ventana; el mundo se le vino abajo, estaba en Atlanta

Se dio cuenta de que la habitación era una habitación de hospital, de hecho tenía una vía con una bolsa de suero pegada a sus venas, se la quitó y con miedo y desespero intentó abrir la puerta y como no pudo intentó tocar, escuchó pasos apresurados que se acercaban y se pegó de la cama donde había estado acostada

Un médico y una oficial de policía entraron a la sala

- ya despertó – dijo la oficial – habrá que buscarle algo de ropa

- ¿Dónde estoy? – preguntó Beth

- ¿recuerdas tu nombre? – preguntó la mujer

- Beth – contestó la rubia mirándolos con extrañeza

- te traeré algo de ropa y luego necesito que por favor me lleves comida de la cafetería a mi oficina, te dirán cuál es, ahí hablaremos – le dijo el médico y tanto él como la oficial, salieron de la habitación

La rubia se sentó en el borde de la cama a esperar, estaba muy confundida, solo quería volver a aquella carretera donde había estado con Daryl, quería saber cómo estaba él, sus ojos se anegaron en lágrimas, cuando el médico entró ella las secó rápidamente tomando la ropa y un par de zapatos con la cabeza gacha, el hombre salió y ella cambió su bata de paciente por la nueva ropa que le habían traído

Salió de la habitación entre triste y recelosa y caminó hasta la cafetería, tomó una bandeja y comenzó a llenarla, se dio cuenta de que uno de los oficiales la miraba insistentemente y le habló cuando la chica se detuvo frente a la fuente de comida donde él estaba parado justo detrás

-¿sabes que la comida que consumes debes pagarla? –Le preguntó, ella solo lo miró y continuó su labor – dos oficiales y yo te rescatamos – continuo el oficial – y te trajimos aquí... cuando alguien te hace un favor ¿no deberías dar las gracias? – preguntó con un tono de voz desagradable, Beth lo miró fríamente y se dio media vuelta para regresar, sintió la mirada de hombre sobre ella hasta que salió del lugar

Le preguntó a una paciente donde quedaba la oficina del doctor y se dirigió hacia allá, tocó la puerta y pasó llevando la bandeja, se la puso sobre el escritorio y estaba dispuesta a salir cuando el médico la detuvo

El Arquero y la Granjera (Daryl Dixon) #PTWD2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora