Me despierto. No se cuanto tiempo ha pasado desde lo del gas que me dejó tumbada. Pero al menos lo recuerdo, eso es bueno. Estoy de nuevo en la cama. En la misma habitación. Pero hay algo diferente. No estoy conectada a las máquinas, es más, ni siquiera están conectadas. ¿Ya no les importa si me muero? Bueno, que estupidez. Aunque quisiera seria imposible morir en esta habitación. Todo es demasiado... Seguro. Han desaparecido hasta los cables de las máquinas. Las puertas están reforzadas, y cerradas desde fuera, no hay salida. La única forma de suicidio que tengo sería darme cabezazos contra la pared, y sinceramente, no me parece una idea demasiado productiva. No quiero morir aquí dentro, por supuesto. Quiero salir.
Me levanto de la cama. Tiene que haber algo que pueda hacer. No pueden tenerme aquí encerrada para nada. Alguien vendrá tarde o temprano. Tengo que comer, ¿no? No se ni que hora es. Ni que día, ni que año. Recorro las paredes con las manos, y me doy cuenta de que tienen un fino acolchado. «Perfecto, darse cabezazos hasta la muerte ya no es una opción». Sigo toda la pared, hasta llegar a la siguiente. Y la siguiente. Y la puerta.
No me atrevo a mirar por el cristal. No me hace gracia la idea de volver a quedarme cao. Necesito respuestas, no dormir eternamente. Así que me asomo, y lo único que veo es lo mismo que vi la ultima ves. La puerta de enfrente. Si el cristal no estuviera tan borroso podría... Creo que veo una T... No estoy segura.
Empiezo a ponerme nerviosa. Necesito salir de aquí. Necesito hacer algo. Me alejo de la puerta. Pienso en aporrear las paredes hasta que alguien venga a por mi. Pero se que es una mala idea, lo único que pasará es que volverá el gas con olor a frutas...
Y entonces se me ocurre.
-¡Ey! -No se a quien me dirijo exactamente, pero alguien tiene que estar viéndome...¿no?- ¿Como se supone que voy al baño? ¿Esperas que me lo haga encima?
En realidad no necesito ir, pero es la única forma de salir, sin hacer nada descabellado. Eso y comer. No pasa nada, pero no pierdo el control.
-¿Eso es lo que quieres? Genial. -Me agacho, y cuando estoy de rodillas empiezo a hacer ruidos exagerados. Justo aquí, mirando a la esquina de la habitación lo veo: un diminuto punto negro, justo donde la esquina se une con el suelo. Y no puede ser otra cosa: una cámara. Exagero más y más. Grito en su dirección.- ¡Perfecto! ¡Lo haré aquí mismo!
Y pasa. Oigo un pequeño "clic" detrás de mi. La puerta sigue a mi derecha, y no se ha abierto ni lo más mínimo. Me giro. En la pared contraria a la puerta se ha abierto una puerta. Me levanto de golpe.
«No puede ser». Me acerco. He revisado antes las paredes en busca de cualquier ranura, de la más mínima desigualdad, y es imposible. Esta puerta no estaba aquí antes.
En realidad no es una puerta, ya que no tiene pomo. «Perfecto, quienquiera que me éste vigilando decide cuando voy al baño». En el interior se ve la misma luz brillante y molesta que hay en la habitación. Entro, y me encuentro con un baño de unos 2 metros cuadrados. Todo blanco. «¿Como no?». Hay un inodoro, un lavavo y un espejo.
Un espejo.
Me acerco lentamente. No recuerdo como soy. Estoy justo en frente. Me da miedo levantar la vista...
Pero lo hago. Me devuelve la mirada una chica de piel bronceada, de pelo avellana. Ojos grandes y verdes, pestañas abundantes, nariz pequeña -quizás demasiado-, cejas anchas, y labios finos. No me esperaba...así.
No es que este mal... Bueno, la verdad es que no me había parado a pensar mucho en mi físico desde que me desperté ayer (¿fue ayer?), pero es extraño verse por primera vez.
No me había fijado hasta ahora, y me impacta. La cicatriz en mi cuello. Viene desde detrás de la oreja derecha, y baja hasta la clavícula. Está totalmente cicatrizada, pero puedo verla a través del vestido blanco. Puedo sentir el bulto al tocarla.
¿Cuanto tiempo ha pasado desde que la tengo? ¿Y más importante aún, por qué la tengo?
Observo mi reflejo y me pierdo en preguntas que no parecen tener respuesta de nadie. No se cuánto tiempo pasa, pero cuando lo oigo, me giro rápidamente.
La puerta que da al pasillo. Se ha abierto.
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Corre
Teen FictionJenn se despierta en una habitación. No recuerda a nada ni a nadie. Está encerrada. Sin salida. Sin respuestas. Y muchos más como ella. Pero el doctor Smith siente debilidad por ella. Siempre lo hizo. Él le descubrirá toda la verdad. Pero, ¿quiere...