Y entonces, tras una pausa, retumbando en su interior oyó su voz: clara, pausada y serena, aquella voz que hacia que su corazón corriera en sentido contrario a su cuerpo:
Triste, princesa, muy triste, pero no te equivoques... Triste para ellas, todavía no saben, no entienden, pero antes o después, para bien o para mal, la vida se encarga de poner a cada uno en su lugar.
Que no te hagan cambiar, sigue siendo tú, auténtica, diferente y única, como solo tú sabes ser y nunca, jamás, por ningún motivo y bajo ningún concepto maltrates a nadie, aprende de ellas, ellas son todo lo que tú no debes querer ser.Y ella sonrió, sonrió porque él sigue ahí, porque él sigue escuchando y entendiendo, enseñándole lecciones de vida como cuando era pequeña, como cuando se sentaban juntos a jugar al parchís y le decía "no vale hacer trampa" mientras jugaban a esconderse bajo las fichas.
Es extraño, hay personas que dicen que su abuelo murió hace dos años y algunos meses.-Fin.
