Joven era la niña, tan solo juviles 10 años y andaba por las tiendas, rebolotiando papeles de los estantes, haciendo desastres con las etiquetas, machando sus pantorrillas de ketchup, llevandose miles de protestas, pero, ¿quien iba a decirle algo a la hija del alcalde? Nadie, claro, todos ya hartos de la niña y sus privilejios sobresalientes, sufrian al ver su poderio, y su esplendor, era una hermosa niña ¿como havia llegado a ser tan odiada?
Fue, luego de esa bulliciosa tarde cuando todo comenzo a verse borroso para esta, tomo el camino rumbo a casa, como solia hacer, que claro, era nada mas ni nada menos que una gigantesca mancion color marfil, la gente pasaba por cautela por el frente de la casa, no valla a ser que el extraño alcalde se molestara. La niña pasó dando brinquitos sobre sus pies y se frenó frente a la mancion, la miró desafiante, parecia ser la unica a la cual no le temia su grandeza. Se escabullo de entre las rejas y entró en la gran casa con paredes de marfil tornasoladas que hacian marcar mas su simplesa. No logro ni dar un paso hasta que su padre se encontrara con ella y la tomara por sorpresa -ana! Que te he dicho de entrar a mi....-dudo por unos instantes-.....casa...- la pequeña resoplo y lo miro con un suplicante puchero - no me hagas volver a la tienda de disfraces...porfi...-rogó esta pero fue echada del lugar, ana nunca entenderia porque su padre solia ser tan frio con ella, con su adorable hija. Esta ves sin dar saltos terminó por llegar a al local de disfraces donde su pobre madre terminaba de confeccionar pequeños trajecitos para, al menos, obtener un pedaso de pan. El alcande la havia dejado sola hace dos años, y la pobre mujer no lo superaba. Vivia ocupada, cociendo a dos manos para poder alimentar a los dos pequeños niños, incluyendo a su hermanastra, ana. La niña entra destrosada y ve , como siempre, a su madre ciciendo trajes y a sus dos hermanos en el jardin, cazando insectos. La pequeña se havia cansado de estar en aquella putrido casa, pero ¿que podia hacer? De todas forma ella era su madre, pero ana le tenia un pequeño porcentaje de cariño que el de ella a hacia ana. Tomó haciento y no hiso mas que acurrucarce en el pequeño sillon prendio el telebisor, probablemnte su padre apareceria en ella. Las noticias se llenan con la imagen de tres homicidas sentenciados a muerte, ana siempre se preguntó como seria el momento de decapitacion. Ana no era una niña normal.
Luego de una noche en el incomodo sillon, despertó acalorada, tomó la colcha que la cubria y maldijo a su madre en silencio, hacia calor para colchas. En segida notó en la puerta una caja que contenia un nuevo encargo de mascaras, su padre se havia encargado de conseguircelas y mandarlas por coreo, quiso inspeccionar la caja, la abrio con cuidado, pero su madre la interrumpio enfurecida - ana!- grito y aparto a la niña de la caja, que se llevo con sigo a la cocina. A ana le mataba la curiocidad, ¿que habria en las cajas? Su madre havia resibido muchas entregas de esa asquerosas mascaras, que tenia que terminar de preparar katherine, su madre, y luego venderlas, la pequeña siempre havia odiado esas espantosas mascaras. Su madre salio de la cocina de nuevo con la caja en la mano, pero con una clara cara de asco y miedo mescladas - mamá! Como te quedaron!?- grito chillona -bien, cariño, exelentes...- dijo casi en un susurro y se marcho del lugar a su solitaria havitacion. Ana no resistio e ignoró el carteo pegado adelante del local "no toque la mercancia en cajas" tomo una de las espantosas mascaras y se la puso en la mano, un liquido rojo resbaló de ella, sangre ¿se habra cortado? Pensó la nenita y luego se llevo la mascara con sigo, forcejeo la puerta de la cocina ¿llave? ¿porque le pone llave? Penzo otra ves, savia su segreto, tomo un pequeño clip, la curiosidad revalsaba de su pequeño cuerpo, abrio la puerta, y comenzo a gritar, cuatro cabesas sin piel estaban dentro de la pileta, la sangre se filtraba atrabes de las rengillas y los ojos saltones de las victimas havian sido apartadas violentamente de sus rostros criminales, arrojo la mascara es su mano, asqueada, gritaba mientras observaba la pequeña cocina salpicada de rojo, con las cabesas a carne viva, con la boca abrierta, sin ojos, las pequeñas nabajas chorreantes y ensangretadas, tambien dentro de la pileta, las cabesas parecian gritar ayuda,gritaban,expectantes,el olor a muerto le era insoportable, ana nunca havia imaginado que su curiosidad sobre la muerte terminara asi, nunca imagino que todos los dias de brujas havia usado las mismisimas mascaras muertas sobre su piel...
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Aroma a Rosas [Gore]
Mystery / Thriller"Pequeñas y oscuras historias para los que buscan sangre en las páginas. Y para los que buscan saborear e inhalar nuevos relatos de muerte." PROHIBIDA LA COPIA O ADAPTACIÓN.