Amor de mis estaciones

I

-Espera Sara, que ya casi salgo

No sé que manía tienen con salir fuera en el recreo, yo pienso que dentro se está mucho mejor y más ahora que se acerca el frío ,pero bueno que voy a hacerle...

Salgo por la puerta roja que está abierta todos los días de 8:00 a 8:30 ,de 11:10 a 11:30 y de 14:10 a 15:30, como siempre la misma rutina, aunque esto de salir fuera es novedad ,ni que tuviéramos todavía los años suficientes para poder salir o fuéramos unos fumadores compulsivos que no pudiesen evitar fumar entre las largas clases.
Al salir me acerco a donde están Sara y Jorge, situados justo al lado de los profesores que salen para hablar sobre las juntas, los alumnos de bachillerato que siempre están andurreando de un lado para otro, o de grupos como el de Adrián ,personas que exhalan humo cada hora, personas realmente asquerosas por dentro, pero ni todo ese humo puede disimular la sonrisa de Ivan, o sus labios mientras echan el humo del cigarro ,unos labios rosas a los que están comenzando a salirles barba
(Que no le queda nada mal, por cierto)
y que no puede parar de reír, y que me mira, con sus grandes ojos marrones con tal abanico de pestañas, que siempre he querido impregnarlas de rimmel ,y que, por primera vez, clava su mirada en mi
(Resulta muy intimidante)
pero no la aparto, la mantengo firme hasta que el muestra su sonrisa y gira la cabeza, una sonrisa que por unos motivos u otros siento que la voy a tener grabada a fuego para siempre dentro de mi
-Sara, tu cuanto crees que lleva Ivan fumando?
-Eso es algo que de verdad no te interesa -dice Sara riendo-
-Es bastante guapo
-Haríais buena pareja -no puede evitar las muecas-
-Si, estoy segura de que será el padre de mis hijos

No podemos evitar reírnos ante tal absurdez y cuando nos hemos dado cuenta, ha sonado la sirena, vamos al primer pabellón y Sara se va a su clase, a mi todavía me quedan 2 pasillos y 1 planta más, joder, quien inventaría las terceras plantas en los institutos, quien inventaría las zapatillas con cordones o más bien quien inventaría a una persona tan torpe como yo como para caerme al suelo justo cuando me cruzo de frente con Ivan en el pasillo.