Día 22

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El desayuno 

estaba servido,

y el  delicioso olor

a pan recién horneado

inundaba mis fosas 

nasales,

me coloque

en frente de la mesa

y miles de recuerdos

pasaron por mi mente 

como un relámpago.

Ya había pasado 

una semana,

sin embargo 

las cosas 

todos  los días

parecían nuevas.

Sin dolor,

sin tristeza,

y cómo no 

olvidarlo. 

Sin ella.

3/09/15

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