Me gustabas tu porque fuiste la primera persona que me hizo sentir que no estaba sola en el mundo. Y fuiste tu.
Me gustaba cuando me susurrabas, aunque después tardases siglos en acordarte de mi.
Me gustaban tus camisetas con sonrisas demasiado amplias.
Me gustaban las tardes juntos, que luego olvidabas,
Me gustaba tu voz.
Me gustaba que llorases tanto como yo.
Me gustaba tu sonrisa, ¡daba igual que pensaras tu ("yo te puedo querer por los dos!")!
Me gustaba tu forma de vestir.
Me gustaba tu forma de escribir.
Me gustaba tu toque de humor con todos, menos conmigo.
Me gustaba tu mirada siempre surcada de ojeras, como la mía.
Me gustaba el lunar de tu cuello, y el odio que le tenías.
Me gustaba lo bien que entiendas el arte.
Me gustaban miles de cosas de ti que si escribiera, jamas acabaria.
Me gustaba parecerme tanto a ti.
O me dolía.
Eras un tornado,
y una brisa tranquila veraniega.
Eras la herida,
y eras la venda.
Eras la luz,
y eras la sombra.
Eras el asesino,
y eras la víctima.
Sabías tan bien como yo todo.
Los dos estábamos rotos.
Dos personas rotas a veces solo se rompen más.
Te sangre mil y un poemas,
y te escribí las canciones de desamor mas bellas.
Pasaba noche tras noche esculpiendo tu nombre en mi piel intentando pensar que era culpa mía, y no. No era culpa mía.
Era tu puta culpa.
Pero tu mismo lo decías.
Que a veces el amor no existe.
Que a veces, se convierte en costumbre.
Daba igual las páginas que contenga este diario.
Daba igual las veces que te escribiera,
y las veces que te había dibujado en mis ojos.
Se que por mucho que escribiera,
no solucionaría nada.
Se que por muchas patadas que te diera,
los golpes seria para mi.
Así que hoy me vuelvo a despedir.
Y por fin puedo decirte las cinco letras a las que le tenía tanto miedo.
Adiós.
