-Mira en el espejo. ¿Qué ves? -Me pregunto ella.
-A una mujer excepcional. -Respondí.
-Gracias, pero, junto a ella. ¿Qué ves?
-No lo se.
-Estas progresando.
-¿Te parece?
-Antes veías solo mierda. Ahora, por lo menos, no ves nada. Te limpiaste muy bien. Ahora debes llenar la cáscara vacía. No puedes dejarla vacía. Mira con "atención". Frente a ti. ¿Hay algo que te llame la atención en este bello rostro? -Dijo pasando su delicada mano por mi mejilla.
-No mucho.
-Mírate a los ojos. ¿Qué ves?
-Amabilidad.
-Sí, muchísima. ¿Que mas?
-No son feos.
-Exacto, belleza. Son hermosos. ¿Que más?
-Tal vez... ¿Un poco de ternura?
-Si, mucha. Y ¿amor?
-Claro, mucho amor. Demasiado, quizá.
-Si hay demasiado, tiene que salir. Di que me amas.
-¿Como?
-¿No me amas?
-Si, mucho... Es decir, siento cariño, pero quizá sea amistad...
-¿Me amas o no?
-... Desde el primer dia, desde el primer segundo.
-Entonces dilo.
-Es dificil decirlo.
-¿Sabes por qué? Porque nunca nadie te lo dijo a ti. ¿No es verdad? Es dificil amarse a uno mismo cuando uno no se siente amado... Te amo. ¿Lo ves? Recibiste amor. Ahora puedes darlo. Vamos...
-Te amo, Vale. O como sea que te llames.
-Es cierto. Dilo otra vez, sin mi nombre.
-Te amo.
-Eso es. Ahora mírate a los ojos y dilo. -Fue lo último que dijo y luego desapareció.
Hubo un silencio muy grande, pero luego una palabra rompió el silencio.
-No puedo.
-Claro que puedes. Mira tu cuerpo, abatido por falta de amor y confianza... ¿No ves que merece un poco de cuidado? No rechaces a tu cuerpo herido. Hace mucho que sufre en silencio. Dile a tu cuerpo lo importante que es, el valor que tiene. Dale lo que merece. -Dijo una voz.
Volví a quedar en silencio por un largo rato, hasta que por fin, tomé coraje, y mirándome fijamente a los ojos dije:
-Yo... te... Yo te amo.
Y de repente Adri volvió a aparecer detrás mío, y abrazándome me dijo al oído:
-Estoy orgullosa de ti.
-