1 Capitulo

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En estos momentos todo está de cabeza, lamentablemente me estoy convirtiendo en alguien desagradable y no sé cómo evitarlo. Sin darme cuenta lo hago, y no veo lo que hago, siento mucha amargura, y duele saber que esto es real, y que no es una historia que puedes manejar a tu antojo, y decidir cada suceso.

Aunque si se puede no sé cómo hacerlo, porque me siento torpe y frágil.

Tengo discusiones tontas, lo cual me duele por lo que digo, y lo que me dicen; esta mañana tuve una discusión con mi hermana, ella siempre tirándome en la cara, que no le hable de la mejor manera a mi mama, y quizá quería darme un concejo, pero no se manifestó como un concejo armónico, sino como un concejo que se le da a una porquería, diciendo esto, no sé si soy una porquería, y yo temo que sí.

Me dijo: "Siempre tratas de justificar tus errores, el respeto no se exige se gana" y yo le respondí, "Ay si, muy sabia", en el fondo no sé de donde salieron esa palabras tan ilógicas al contexto, pero me estaba rompiendo por dentro.

Digo todas estas cosas, porque tu familia son los primeros seres que te soportan, absolutamente todo de ti, y si ellos no me soportan, ¿Cómo será las otras personas?

He pensado buscar ayuda con un psicólogo, pero jamás he ido, y no me dejan salir sola, porque tengo solo 14 años, y no me gustaría hablar de todo lo que siento con mi mama, sino con una persona que me escuche sin juzgar, y que me diga que hacer, porque siento que soy tan desagradable, que ni si quiera con mi propio creador.

En el colegio donde estudio, en el primer piso que es donde estoy, hay una coordinadora de ese piso, que es psicóloga he pensado hablarle, pero no sé qué decirle, no soy ese tipo de persona que muestra su lado débil, me miento diciéndome que soy una persona clara y franca que sabe lo que hace, y así mantener mi posición como líder, y como una chica a la que algunos admiran, y no quiero perder ese estatus, ni mucho menos delante de la profesora, no me pondré a hablar, cuando ya no pueda parar y empezar a sacar todo lo que siento, con lágrimas y de más.

***

– ¡Buenas Tardes, viva Jesús Ostia!

–Viva por siempre, Buenas tardes profesora– Repetimos todas al mismo instante, levantándonos de nuestros asientos.

–Pueden sentarse– Dijo la Coordinadora

–Gracias–repetimos todas, obedeciendo la orden.

Ella sostuvo la carpeta en sus manos, y pudo observar que no teníamos clase en ese momento.

–Les toca una hora de orientación– Lo dijo cantando, justando sus manos, y sonriendo de manera picarona, todas nos burlamos de su gesto–Va a empezar esta fila, y se trata de lo siguiente, esa cartelera que ven allí, van a memorizar lo que está ahí, en cinco segundos, luego se voltearan y yo le preguntaré a cada una, cualquiera de esas cosas que están allí.

Empezó con cada una de ellas, y le preguntabas cosas difíciles de memorizar, como el color de cada letra, una palabra etc.

Cuando me tocó a mí, ella me dijo:

–Dime el color de la segunda palabra

–No se profesora

Tome asiento y la verdad no recordaba lo el color de esa palabra, y era lila, al terminar la actividad dinámica, ella informo que plasmáramos en un papel, el por qué, de esas actividades, y yo lo hice. Y lo exprese lo más sincera que pude.

Ella se fue, al sentarme, me deje llevar en un estado de amnesia e insomnio, por él, por Barny, por sus suaves cachetes, y por su mirada sincera.


Sólo tú,  mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora