CAPITULO 1 OTOÑO EN SEUL.

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Es que no puede ser más idiota- dijo el chico exasperado- como puede estar llorando de ese modo por que la chica del anime llora, me irrita demasiado.

El chico no podía entender por qué Luna lloraba viendo anime, el también veía anime pero no lloraba como ella lo hacía, de hecho él se sumergió en el mundo del anime gracias a ella, solo sabía su nombre porque un día sentado junto a ella como era de costumbre en aquel cibercafé lo escucho por casualidad.

Donghae había llegado a la Seúl a comienzo de otoño para inscribirse en la universidad para estudiar arte contemporáneo, su departamento era modesto ya que no podía derrochar el dinero, no tenía una mala situación económica pero era muy cuidadoso con los recursos que le enviaba su familia y como amante de las artes sabía invertir su tiempo y dinero en exposiciones de arte, musicales, obras de teatro, conciertos, libros, todo lo que pudiera pagar y disfrutar. El edificio que elijo para vivir estaba ubicado cerca de la universidad en un barrio agradable rodeado de lugares donde poder disfrutar de un día de compras, de karaoke, de un café en la terraza, un parque con una laguna -aunque artificial- muy agradable, con lugares donde poder correr, montar bicicleta o simplemente tumbarse bajo la sombra de alguno de los bellos e inmensos árboles que llenaban de oxígeno al gran Seúl. Podrán creer que el edificio no era adecuado para la vida de un universitario dedicado y estudioso como Donghae pero para él era perfecto.

El día que fue a inscribirse a la universidad pasó por un lugar del cual no había reparado de su existencia, era un local que no tenía considerado conocer, entro por simple curiosidad pido un lugar y por una módica suma podía disfrutar de una hora de relajante diversión jugando sus juegos favoritos que por el bien de sus estudios había decidido dejar en la comodidad de su habitación en la casa de sus padres, si Donghae era un gamer algo que aprendió de su friki amigo Kyuhyun. Tomo su lugar observando que el local estaba lleno de chicos y chicas de diferentes edades, algunos jugando juegos de pc, otros comentando en diferentes sitios de internet sobre los últimos escándalos de los idols, otros en salas de chat, pero sin duda quien se robó su atención fue una chica que emocionada miraba un anime abrazada a su mochila con forma de panda. Su lugar estaba junto a aquella chica, la miró un instante mientras de ella se escapaba un sonoro suspiro lo que para Donghae fue algo tiernamente cursi pero lo hizo sonreír.

La hora había pasado, al momento de entrar se prometió solemnemente que solo sería una hora, tomo su bolso y salió sin antes darle una última mirada a la chica anime que lo estuvo distrayendo todo el tiempo con sus suspiros y gritos ahogados en el pobre panda haciéndolo perder en varias ocasiones. Salió del local en dirección al pequeño mini-súper -les dije que existía uno en las cercanías del edificio?- para comprar para comer algo antes de salir a correr un rato y disfrutar de la tarde que prometía ser fresca y agradable. Compro algo ligero y apetitosos, unos refrescos, una revista de juegos de video y unas gomitas en forma de oso que le hicieron recordar al bolso de la chica anime.

Dieron las 7 de la tarde en su teléfono se calzó los tenis, le dio play a la música y comenzó a trotar por aquel hermoso parque. Era tan reconfortante el estar corriendo una vez más, en Seúl no habría nadie que se lo impidiera, nadie que le recordara lo peligroso que era para él, nadie a quien darle millones de explicaciones diciendo que ya estaba bien, que su vida ya era normal, que su nuevo corazón funcionaba a las mil maravillas, que nunca más tendría que volver a ver ese doctor, ni la clínica en la que pasó años de su adolescencia, que el milagro se había cumplido, que él era un sobreviviente.

Se tumbó bajo un árbol a descansar un momento, el cielo estaba de un rojizo y el sol daba sus últimos rayos que teñían a las hojas de dorado, el dorado era un hermoso color pero que le hacía doler el corazón, desde que fue dado de alta de la clínica esecolor lo hacía sentirse melancólico, triste y en ocasiones con ganas de llorar,era algo extraño, que no lo podía explicar ni darle un sentido creíble, vio como una hoja se desprendía y caía flotando en forma de espiral y como un rayo en su mente aparecieron unos ojos grandes, llenos de brillo, DORADOS... la hoja se posó suavemente sobre su rostro y Donghae intento retener esos ojos un su mente unos segundo más pero tan rápido como llegaron se esfumaron tomo aquella hoja y la observo largamente. 

EL PRÍNCIPE DEL ANIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora