<Stranger>

1.6K 202 31
                                    


Yoongi abrazó con fuerza la humeante taza de café entre sus manos, el calor poco a poco se transfería a su helada piel. Estaba sentado en el sofá que estaba cerca de la ventana, con la mirada pérdida hacía la oscura ciudad que se encontraba en el exterior, era una día frío, la nieve que caía despacio se lo confirmaba.

Cerró los ojos y soltó un fuerte suspiro, tenía frío, y demasiado, sin embargo no haría nada para arreglar aquello, solo quería quedarse en aquel rincón del salón con ese amargo café entre sus manos mientras se hundía en los recuerdos.

Su mirada paseó a través de la habitación, pudo ver claramente a aquel chico de cabello oscuro y piel morena, como si estuviera allí sentado junto a él, podía ver sus ojos desaparecer mientras reía por una tonta broma que el mismo había hecho. Lo podía imaginar trayendo las tazas de chocolate caliente que tomaban en días como estos, a Yoongi nunca le gustó el chocolate caliente, pero a él sí. En el mismo sofá en el que se encontraba, habían pasado numerosas tardes viendo películas, que muchas veces terminaba en una acalorada sesión de besos. Un poco más allá un espejo de cuerpo completo colgaba de la pared, podía dilucidar la figura de Jimin frente a el revisando una y otra vez su atuendo, para Yoongi siempre lucía hermoso. La cocina donde solía preparar tocino y huevo revuelto, era el desayuno favorito de él. Recordaba perfectamente todos los momentos vividos allí, las veces que rieron, que lloraron, que se besaron y se demostraron su amor, aún podía dibujar la figura de Jimin en su vida, solo que el ya no estaba.

En un intento de despejar su mente cerró los ojos, pero los pensamientos lo inundaban.

Se habían conocido gracias a un amigo en común que tenían, Hoseok. Al principio parecían ser polos completamente opuestos, discutían por pequeñeces, solo por el gusto de pelear, a pesar de todo la amistad entre ambos surgió.

Jimin parecía tener un interés más allá de la amistad en Yoongi, pero el mayor no estaba interesado en una relación, acababa de salir de una relación que lo había destruido por completo, se había perdido a sí mismo entre el alcohol, y quería regresar a lo que había sido años atrás, una persona feliz y estable antes de lanzarse a otra relación. 

Sin embargo, poco a poco Jimin fue colándose en la vida de Yoongi, haciéndolo sonreír en los momentos menos esperados, a veces reía de solo recordar alguna cosa sin sentido que el menor le hubiese dicho. Poco a poco se fueron conociendo más y más, las charlas se volvían cada vez más largas, hablan de todo y nada a la vez. Con el paso de los días comenzaban a necesitarse, a saber más del otro, de saber cómo estuvo su día, que pensaba sobre algún tema, todo.

Yoongi se prohibía a sí mismo en pensar en el joven de mejillas regordetas, pero este no dejaba de colarse en su mente, la forma en que su nariz se fruncia cada vez que reía, el calor de su mano cuando tomaba la suya, las charlas nocturnas que tenían. Sin poder evitarlo el chico ocupaba gran parte de sus pensamientos, antes siquiera de ser consciente de aquello ya se había enamorado de Jimin.

Un lunes que parecía ser como cualquier otro Yoongi se le confesó a Jimin, el menor se sintió extremadamente feliz. Decidió responder las palabras del mayor juntando sus labios en un cálido beso, el primero de muchos.

Fue una tarde de miércoles cuando todo comenzó, aquel día se conocieron por primera vez en una cafetería del centro. Jimin llegó a la vida de Yoongi para llenarla de alegría, risas, sueños, esperanzas e ilusiones. Pero todo buen sueño tiene que terminar, así es como Yoongi pensaba, y esta vez no se equivocaba. 

Todo llegó a su fin un viernes por la mañana. Llevaban un par de días comportándose fríamente el uno con el otro, las caricias cada vez eran menos, los besos habían desaparecido, sus manos dejaron de buscarse bajo la mesa, ya no estaban esas mirada de complicidad y aquellas sonrisas traviesas acompañadas de un te amo se habían esfumado de su vida.

Yoongi volvió a abrir los ojos, unas cuantas lágrimas caían por sus mejillas, no podía evitarlo, aún amaba a Jimin, extrañaba a su pequeño. Se puso de pie limpiándose el rostro, necesitaba salir de aquel lugar en ese mismo instante o terminaría faltando otra vez a sus obligaciones de ese día. Tomó su abrigo junto a las llaves y abandonó el piso que lo inundaba en recuerdos dulces y dolorosos, todo en aquel lugar gritaba Jimin.

Al salir del edificio en el que vivía emprendió camino a su lugar de trabajo. Había caminado ya un par de calles cuando se detuvo en una esquina, pues el semáforo estaba en rojo, levantó la mirada que había tenido sobre sus zapatos durante el viaje, y entonces lo vio, justo al otro lado de la acera, riendo junto a Hoseok. Yoongi sabía que debía dejar de mirar, pero no podía apartar la mirada, después de todos habían sido meses desde la última vez que vio esa encantadora sonrisa.

Jimin notó también la presencia del mayor, y en cuanto sus miradas se encontraron su sonrisa desapareció al instante. Yoongi se quedó plasmado en el lugar, incapaz de moverse, quería correr, quería gritar, quería llorar, pero su cuerpo estaba petrificado. 

La luz cambió de roja a verde, los transeúntes comenzaron a moverse, y Jimin también avanzó en su dirección, Yoongi pudo sentirlo pasar por su lado chocando ligeramente sus hombros, no sabía si había sido algo intencional o pura casualidad, pero ese pequeño toque hizo que todo el dolor regresara a su cuerpo. La persona que alguna vez había amado con toda su alma, aquella persona que había logrado sanar sus heridas y hacerlo creer en un futuro mejor, aquel que en algún tiempo fue una necesidad para él, aquel que en un momento fue un lugar de calma y tranquilidad, todo eso se había esfumado. 

Aquellos que alguna vez lo fueron todo ahora no eran nada más que un par de desconocidos.



a/n: edité un poco esto, y según es un drabble, así que llamémoslo así. de todas formas gracias por leer<3

Stranger [Yoonmin - One shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora