Olvidarte no es preciso- Breve relato.

36 6 0
                                    

Ya pasaron unos cuantos meses desde que no te tengo. Sigo aquí intentando mantener la compostura, intentando controlar mi mente lejos de tu rostro, lejos de aquella sonrisa divina y esa voz que alguna vez consideré preciosa.

Los segundos, las horas y los días pasan.

¿Pero qué son las horas cuando no te tengo? ¿Pero en qué se han convertido los días desde que te fuiste? Los segundos habían sido tan cortos en algún tiempo, pero hoy, se han vuelto largos y pesados. Difíciles de manejar.

Jamás pensé que sucedería, nunca en toda mi existencia – Que tal vez no es mucha- creí que podría suceder algo así. Algo tan horrible y hermoso a la vez, algo tan cruel y divino. Algo tan doloroso y mágico.

Sí, es preciso decir que me enamoré, pero no es preciso el olvidarte.

No duraste tanto tiempo en mi vida, fuiste algo corto y largo a la vez. Pero el tiempo aquí no importa cuando se trata del amor.

Pueden pasar años y no sentir nada, o pueden pasar meses y sentirlo todo.

Te odio y te amo tanto a la vez. Fui lo peor que pude ser contigo, me volví alguien totalmente idiota, débil y masoquista. Sufrí tanto intentándolo, dando lo mejor y peor de mí. Porque no fui una persona perfecta, tuve mis momentos en los que yo también te dañé y te herí. Odiaba hacerlo, lo juro, pero a veces el enojo me ganaba y la paciencia se deterioraba y lo único que atinaba hacer era gritarte, decirte cosas dolorosas y a veces lastimarte.

Perdóname amor. Podría haber hecho mejor las cosas y hoy todo sería diferente. Quizás podría haberte sorprendido un poco más, regalarte más sonrisas, agradecerte tu esfuerzo constante por soportarme tan idiota, sí, te hubiera valorado más, mucho más.

Cometí errores, eso lo sé. Pero también sé que tú también lo has hecho. En vez de recalcarme tantas veces todo el mal que hacía podrías haber valorado el esfuerzo por mejorar. En vez de hacer que pierda la paciencia en preguntas estúpidas y repetitivas de las cuales no te bastaban mis respuestas y necesitabas la primera, segunda y tercera. Y el resultado siempre era el mismo.

Me reclamabas mi infidelidad cuando yo jamás lo hice y el que terminó dañándome habías sido tú. Aquel día en el que encontré la verdad de todo, y las divinas charlas que compartías con otra mujer que obviamente no era yo. Aquella que últimamente te había estado robando las sonrisas que alguna vez habían sido para mí, y los pensamientos que había ocupado en algún momento.

Pero te perdoné, te di una segunda oportunidad y me demostraste que cambiaste. Me costó confiar de nuevo en ti pero mi amor logró que te perdonase. Y fue bueno, al menos por unos dos meses. Y luego, aunque no apareció ninguna otra mujer, todo volvió a desencadenarse en una lucha constante diaria.

La monotonía comenzó a carcomer la relación, se volvió algo aburrido y repetitivo. No había nada nuevo que decir, ni nada nuevo que contar. Ambos nos conocíamos demasiado bien el uno del otro y vivíamos todas las cosas juntos.

Tu inseguridad respecto a mis sentimientos también arruinó lo nuestro. Arruinó lo que podría haber sido y lo que éramos. Ya no había una charla en la cual no hubiera discusiones, cada vez deseaba verte menos, estaba agotada del sufrimiento y dolor que provocaban tus palabras acusándome de cosas que jamás cometí. Mi paciencia se desgastaba he incluso llegué a creer que mi amor llegó a su fin.

Y te dejé.

No hay día en que no me arrepienta de ello. Mis sentimientos estaban alterados, el dolor y el cansancio hicieron que piense las cosas mal, tomé un camino equivocado desesperada por aliviar el dolor que causabas.

Y el primer mes me sentí bien. Por fin tuve unas vacaciones de ti, de esos sentimientos agotadores y de ese amor desbordante.

Conocí a alguien nuevo, me hacía sentir bien, era alguien divertido y tenía muchas cosas por contarme. En aquel momento pensé que tomé la decisión correcta, pero luego apareciste, buscándome y buscando a nuestro amor.

Las dudas me atacaron y mis sentimientos volvieron a desbordarse. No sabía qué hacer, como reaccionar, qué camino tomar. Me di cuenta que te amaba pero que no era un amor saludable. Era algo que nos hacía mal y que nos dañaba diariamente. Y que cada vez nos alejaba más y más de nosotros mismos.

Decidí nuevamente dejarte ir. Pensando en ambos. En lo mejor.

Pero no, no lo fue.

A veces tomamos decisiones precipitadas creyendo que esa es la solución, no lo pensamos ni analizamos. Estamos tan cansados que solo queremos terminar con todo el dolor y sentirnos nosotros mismos de nuevo. Pero no nos damos cuenta de que esa decisión nos puede alejar de la persona que más amamos, ni tampoco nos damos cuenta de que junto a esa persona también puede estar la solución si lo intentamos.

Sin embargo, tomé el camino en el cual no estabas. Ese camino en el que te convertirías en mi pasado. Y eso eres hoy.

El pasado que más amé y amo. Aquel que espero constantemente que vuelva y me haga sentir de nuevo viva. El que me atormenta día a día recordándome lo hermoso que fue lo nuestro y lo tonto que eran nuestros problemas. Podríamos haber dado mejor de ambos, podría haber sido perfecto, pero lo arruinamos.

Aún tengo nuestros recuerdos guardados en una caja. Dibujos, cartas, objetos...todo está allí y no me gusta verla. Me hace llorar y nuevamente recordar aquellos días en el que éramos tú y yo y nadie más. Los recuerdos más importantes están en mi mente y en mi corazón, aunque ahora solo pienso en ti y en lo lindo que fue todo. Lo malo para mí se volvió algo tonto, algo sin demasiado valor.

Eres el amor de mi vida, me destruye pensarte diariamente, me hiere recordar lo que fuimos. Lo teníamos todo, mi amor. No nos había faltado nada, pero hubo cosas que sobraban...dolor, sufrimiento, lágrimas...

A veces observo a las y pienso que no volveré a tener algo así. Intento mantener la mente abierta diciéndome a mi misma que el dolor cesará, que nada es para siempre, y que algún día aparecerá alguien que me haga sentir bien nuevamente y que tal vez llegue para quedarse permanentemente en mi vida.

Pero en ese momento apareces tú, invadiéndolo todo con tu sonrisa, tu voz y tu rostro. Siendo simplemente tú, ese que yo amaba.

Las lágrimas caen en mi rostro pero ya no tienen vida, al igual que mis sentimientos. Mi sentir se volvió algo débil, me cuesta sentir amor por alguien, tal vez hasta por mí misma.

Me pregunto si me has olvidado, si me extrañas como yo a ti, si te sientes mejor solo o si ya apareció alguien nuevo en tu vida.

Quizás yo ya no sea tu amor, pero tú, si eres el mío.

Nuestro amor era dañino, pero fue mi mejor amor. Y te amo aunque ya no haya nada y te pienso aunque duela.

Intento vivir mi día a día sin tus caricias, besos o abrazos, esos que tanto me hacen falta. O un "te amo " de aquellos que me hacían sentir segura. Pero eso ya no existe.

Sin embargo, seguiré aquí, luchando por olvidarte y esperando que vuelvas.

"Sí, es preciso decir que me enamoré, pero no es preciso el olvidarte..."



Olvidarte no es preciso - Relato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora