Capítulo 2:"Sirvienta de los Phantomhive" Parte 1

151 15 4
                                    

Capítulo 2:"Sirvienta de los Phantomhive"
*Narra Antonia*
Subí con Sebastián justo atrás del pequeño conde, caminando por un pasillo muy largo. Sí quería trabajar aquí debía memorizar donde quedaban las habitaciones.
-¿Tú no eres humana, o sí?- dijo el pequeño conde mirándome, a lo que yo sólo sonreí.
-No, tiene razón, yo no soy humana.-
-¿Y qué se supone que eres?-
Seguí sonriendo y cerré un momento mis ojos, para luego abrirlos y que estos tuvieran un color rosa fosforesente con la pupila como la del ojo de un gato. Pude ver como el pequeño Phantomhive dio un pasó hacia atrás de la sorpresa a lo que sólo respondí con una pequeña risilla.
-¿Eres un demonio también?-
-Se podría decir que más bien un híbrido conde, sólo soy mitad demonio-sonreí-aparte, sé acerca del contrato que usted tiene con mi prometido Sebastián, sé perfectamente de  la marca de contrato que se oculta tras este parche en su ojo derecho, hasta que cumpla el objetivo de vengarse de quién le arrebató a sus padres junto con su felicidad Sebastián no podrá devorar su alma.-
-Sabes demasiado para alguien que acaba de llegar a la mansión-yo simplemente no quité la sonrisa de mi rostro-así que, ¿porque no tenerte como mi fiel sirvienta también? Tú y Sebastián podrán repartirse mi alma cuando logre mi objetivo, a cambio de que me des tú lealtad, ¿así que aceptas?-
-Yes my lord.- dije haciendo una reverencia. Pude observar como en mi mano izquierda se dibujaba el sello del  contrato que se escondía tras el parche de Ciel.
-Sebastián te llevará a la habitación que compartirán.- sólo asentí, Sebastián y yo hicimos una pequeña reverencia y salimos de ahí.
Llegamos a la habitación, deje mis maletas en la cama, sentí como Sebastián cerró la puerta y me acorraló contra la pared.
-Estás más hermosa de lo que recuerdo.- dijo Sebastián levantando mi menton con su mano libre haciéndome mirarlo a los ojos.
-Exageras Michaelis.- dije sonriendo de medio lado.
-Sólo digo la verdad.- dijo depositando un beso en mi mano derecha y no pude evitar que un ligero sonrojo se apoderara de mis mejillas.
Sebastián salió de la habitación para que pudiera cambiarme.
Me puse una camisa blanca, una corbata negra, un frack negro, una falda negra 10 dedos más arriba de la rodilla, unas medias blancas hasta los muslos, unos guantes blancos para poder cubrir la marca del contrato y unas zapatillas negras.
Salí de la habitación y Sebastián se paro a un lado de mi y ambos comenzamos a caminar a la cocina. Preparamos un pay de manzana para los invitados y me paré mirando la despensa en lo que el pay se horneaba.
-Uh, necesitamos un té de buen sabor y aroma para los invitados.-
-Bueno, ¿y que sugieres?- dijo el mirándome.
-Yo sugiero, un té del sur de Maison.-
-Es un té negro.-
-Si-sonreí-me has dicho que no han tomado té negro desde hace mucho tiempo.- dije mirándolo mientras intentaba alcanzar el té.

-Deja te ayudo.- dijo para luego sentir como me subía a su hombro para alcanzar la repisa, ya que por obvias razones el es mucho más alto que yo.

Pasaron unas cuantas horas y ya los invitados estaban en la mansión, mientras tratabamos con una plaga de ratones, para evitar que los invitados no los vieran Sebastián puso a los otros sirvientes al cargo, causando así solo un gran desorden.

-Solo dan problemas.- suspiró molesto por tener que limpiar tantas cosas y reparar tantos daños.

-Procura no estresarte demasiado, eso es malo para tu bienestar.

_¿Y si me ayudas a desestresarme?- lo miré confundida, viendo como me lanzaba una mirada pícara, para después sentir como el agarraba mi cintura pegandome a su cuerpo.

-H-Hey ¿que haces?- dije mirándolo sonrojada.

-Tan solo busco la manera de poder desestresarme, eso es todo.- dijo sonriendo, mientras rozaba sus labios con los míos.

Sentí como Sebastián subió una de mis piernas a su cadera y ya que me encontraba en falda sentí que todo lo que no se debía se estaba viendo.

NARRA SEBASTIÁN

Pude observar como ese bello color rojo carmesí adornaba sus pálidas mejillas. No pude evitar que mis ojos se fijaran en la región de sus pechos.

-H-Hey, Michaelis mis ojos están aquí.- dijo tratando de no parecer nerviosa.

-Que mala eres actuando-dije rozando mis labios con los suyos nuevamente-de todos modos, eres mi prometida, así que tengo el derecho de darme gusto.

-Se supone que tienes que esperar a que sea tu esposa.- dijo con una mirada de reproche, aún con ese bello color carmesí adornando sus mejillas, en mi opinión se veía adorable.

Iba a meter mi mano por debajo de su falda cuando de repente unas campanadas nos avisaron que los carruajes de algunos invitados habían llegado, provocando que por simple sorpresa ambos nos separáramos.

Vi como se acomodo su falda y se fue delante lo cual provoco que soltara una pequeña risa, era demasiado inocente y por eso, quería que fuera mía.

Fuera del pozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora