Llegue a la escuela 5 minutos tarde: media falta. Por suerte, como Juliana y Pedro también llegaron tarde, no nos retaron.
Igual, casi que no safo: Martina (mi super-archi-mega-odiosa-maléfica-malvada-quejosa-molesta-insoportable-malhumorada-jodida y metida enemiga), me hizo una mueca, torciendo apenitas la cabeza, frunciendo la boca con una sonrisa, a la que le devolví achinando los ojos, pero para mi desgracia la señorita, Claudia Bernan, me vio y me mandó a la dirección:
-Laura Arbondes, no lo pudo creer: no solo llega tarde, sino que antes de arrancar la clase, empieza con las miraditas esas, pobre Martinita...- Ahí la miró a Martina que tenía cara de que estaba "angustiada". A ella es a la única a la que le dice por su nombre y no por el apellido-. Mire a su pobre compañera, mire lo angustiada que la a dejado. Retírese del aula, a la dirección, y deberá explicarle todo esto a la directora.
Para mi suerte me mandó con la dire, Sandra Repoti (que me tiene mucho cariño, y sabe que MARTINOTOTOTA y yo no nos llevamos para nada bien), no la vice, Gabriela Montardeli, que si no...
La cuestión es que le tuve que explicar todo a la dire, que como es comprensiva, me dijo:
-Bueno Laurita, vos tranquila, no te angusties, porque yo ya se que vos no hiciste nada. Lo que si es que tenes que tener un poco más de cuidado, porque vos sabes que la Señorita Claudia es bastante exigente. Ahora volve al aula que ya va casi media hora que te perdes de clase. Yo te prometo que voy a hablar con Martina y con la Señorita Claudia.
-Gracias, dire.
-De nada, ahora volve, Laurita.
. Pero safé... (digamos).
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El Banco de la Plaza.
Teen FictionApenas leí la carta llamé a Paula, y le pedí que a las 4:30 fuera a la plaza, que la esperaba en el lugar de siempre, en los bancos que están frente a las hamacas.