Llamé a Paula.

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En el auto, pensaba "la abro-no la abro-la abro-no la abro-la abro-no la abro". Entonces, casi sin pesarlo, casi sin dar me cuenta, tome coraje conté hasta tres, y abrí la carta.

Era más o menos larga, no tenía ninguna tachadura, estaba decorada con algunos dibujos de mariposas, flores y coranzoncitos, y estaba escrita con una letra muy prolija.

Después de leerla cinco veces, casi me desmallo (al menos eso creo) de la felicidad, pero cuando pude reaccionar, llamé a Paula:

-Hola, Pau, ¿Cómo estás?

-Hola, Lau, yo bien, ¿y vos?

-Bien, bien. Más que feliz. ¡CONTENTÍSIMA! 

-¿Por...? Me parece a mi o hay alguien ENAMORADISIMA...?!?!?!

-Mmm... No, si, no, o si, no, no sé, después te cuento; ¿Hoy podes ir a la plaza a las 4:30?

-Si, si. ¿Qué pasó?-preguntó Paula haciéndose  la sorprendida con vos de enamorada, y al cabo de unos segundos, como no le contestaba, dijo -Lau...- y al ver que yo no respondía, volvió a preguntar-¡¡¡Lauraaa!!! ¡¿Qué pasó que no puede esperar a la formación!? ¡Que cabeza de enamorada que tenes, estas re colgada!

-Ehhh..., si, si, puede ser que tenga una cabeza de enamorada, es que estoy re contenta. Escuchame una cosa, no te puedo contar ahora y no se si llego a tiempo para la formación, pero  te espero en la plaza a las 4:30,  en los bancos que están en frente de las hamacas, el lugar de siempre.

-Okey- dijo Paula, sabiendo que en casos como este, no valía la pena que insistiera, porque no iba a conseguir respuesta alguna.- ¿Algo más, mi señoría?- siempre que se trata de ayudar a la otra, luego de que nos haya contado el problema, le hacemos esa pregunta.

-No Pau, gracias, besito chau.

-De nada Lau, mandame un mensajito cualquier cosa, besote, chauchis.

-Chaucito-dijimos las dos a coro, porque, como somos mejores amigas, esa es nuestra forma de saludarnos.



El Banco de la Plaza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora