"hasta que te encontré"

Capitulo 1: " La propuesta!"

Era diciembre, mi mamá lavaba los platos y yo en la computadora. De repente se voltea a verme y me dice.

-¿no te queres cambiar de escuela?.

muchas cosas pasaron por mi cabeza cuando pregunto, mis "amigos", mi amor platónico, tener que integrarme.

-si- al principio dude- ¿a donde?-

Mi mamá me miro con una sonrisa, pensó y dijo.

-un colegio privado no vas a querer- me conoce muchísimo - ¿queres ir a la escuela donde fue tu madrina?.

-bueno, ¿cual es?.

-ah!!!. ya veras.

y nada mas dijo, se volvió sobre sus talones y siguió lavando, iba a matarme la intriga.

Miraba a mamá lavar y pensaba, otra escuela, gente nueva, rutina nueva, me aterraba y a la vez amaba la idea, no mucho lo de tener que ser la nueva...pero lo arreglaría con el tiempo.

Seguía siendo diciembre, aun que no por muchos días mas, estaba en mi escuela la que pronto se volvería la antigua, rindiendo materias por que nunca fui una chica 10 y tampoco pretendía serlo.

Quiero mencionar que no voy a olvidar nunca ese verano, mis amigas y yo, nadie mas. Eramos 3, Aimar, Agnes y yo, Lulu, de cariño por Lourdes. Estábamos sentadas en el patio del colegio mientras esperábamos que a alguna nos dieran la nota del examen, horas pasábamos asi, desde las 7 a.m hasta las 12:20 del mediodía .

Ese día hablaban de como íbamos a juntarnos en los recreos cuando empezara el año, por que somo de diferentes grados, yo iba a pasar a 4°, Agnes a 3° y Aimar repitió 2°, entonces decidí decirlo sin mas.

-Me voy a cambiar de escuela- dije sin dejar de ver mis manos.

-¿QUE?- Aimar siempre tan exagerada.

-¿Por que?- la calma de Agnes siempre lograba tranquilizarme.

las mire por 2 segundos, y dude, esos segundos fueron eternos para mi, aun recuerdo esa imagen como si estuviera pasando justo ahora.

-No me siento bien aca, solo....no la paso bien-

-Bueno es entendible, igual nos vamos a seguir juntando.-

Una sonrisa para finalizar todo, al fin y al cabo no había sido tan terrible, fue bastante sutil.

Volví a casa y mamá me pregunto si la decisión seguía en pie, esta vez no fue necesario pensarlo, si quería cambiarme, quería dejar de pasarlo mal y atreverme a lo nuevo, al gran cambio.

Sabia que era posible que perdiera muchas cosas, pero me preocupe por mi en ese instante, por estar bien yo, conmigo misma. Después de todo, el que no arriesga no gana, dicen.

-Si, sigue en pie-

y mamá me sonrió.