TRÄUMEREI (GRELLIAM)

WILLIAM

Grell, Grell Sutcliff, una criatura difícil de entender y peor aún, imposible de domar, pero... ¿Qué es lo que quiere Grell?.

Fisiológicamente, los humanos, sus cuerpos en específico han sido diseñados con el único fin de la reproducción; hombre y mujer, creados para sobrepoblar el planeta, pero... ¿qué hay respecto al "placer"?

Es de madrugada, después de una noche de papeleo acumulado finalmente concilié el sueño pero, 3:00, el reloj marca las tres en punto, cierro los ojos y trato de volver a dormir, me es imposible 3:01 me rindo y me dejo llevar por mis pensamientos sin sentido y sin rumbo.

La parca roja y mi constante conflicto contra su álter ego femenino; personalmente considero que los dioses de la muerte debemos ser seres asexuales, el único propósito por el cual existimos los shinigamis es el de cosechar las almas inútiles y acabar con esas alimañas imprudentes; trabajar sin tiempo ni para respirar, por todas la eternidad, más aún sin sentimientos, suena aburrido ¿no es así?.

Soy un shinigami de élite, responsable de toda la sección de Londres, un segador sin tiempo para las relaciones sociales o amorosas.

Honestamente pocas cosas suelen distraerme de mi trabajo, pocas cosas a excepción Grell, él siempre consigue salirse con la suya, en todos los aspecto.

...

William se mantenía concentrado en su escritorio llenando informes respecto a la última misión fallida de Ronald Knox, esto le causaría problemas al supervisor, su equipo de trabajo lo está haciendo quedar cómo un inepto, primero Grell Sutcliff, luego el caso de las 1000 almas puras del cual Eric Slingby y Alan Humphries fuero protagonistas y ahora Knox y su inmadurez a la hora de trabajar.

-Honestamente- William suspira con cansancio, las horas de oficina nunca son suficientes, ahora tendrá que llevarse el trabajo a casa para seguir examinando el caso.

...

Era de esperarse, mientras me desgasto física y emocionalmente con horas extra, el idiota pelirrojo yace plácidamente dormido en el sofá, será mejor no despertarlo; entro sigilosamente, procurando no hacer ruido o tendría que atenerme a las consecuencias, una ola de besos desesperados y arrumacos cual gato en celo sería mi recompensa, en ocasiones extraño al desquiciado Sutcliff que me odiaba 80 años atrás, ¿en qué momento cambio todo?

Ya establecido en mi pequeña biblioteca continúo con mi trabajo, pero poco me dura el gusto de tanta paz y tranquilidad, aunque realmente no culpo del todo a esa cosa hiperactiva; me declaro culpable por caer ante los juegos sucios de este remedo de súcubo.

Un beso en la nuca para después sentir un delgado brazo recorrer mi cuello hasta el pecho, sus rizos rojos caen sobre mis hombros, con la mano derecha aprieto el puente de mi nariz y trato de mantener la calma.

-Grell Sutcliff - digo en voz baja como primer llamado de atención, pero las palabras se deshacen entre los gemidos de Grell; aún no hemos comenzado y al parecer Grell ya está excitado.

No puedo evitarlo, es un circulo vicioso, tal parece que a Grell le gusta salir lastimado.