Inicia el juego

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Me estoy muriendo. Fue la última expresión que solté al verlo. Quizá fue en el momento menos esperado donde lo conocí, tenía los pensamientos al cientos por ciento ocupados. Fué un jueves a las 2:57 de la tarde al momento en que lo ví, me sentí estúpida. Volteé cuan disimulada estudiante de primer grado de preparatoria cuando ve a un chico muy atractivo. Sólo recuerdo esa primera vez como si hubiese sido un sueño, la vez en que volví la mirada hacia mi amiga en aquella fila a insinuarle la belleza de ojos que adornaban aquel rostro serio y frío como una mañana fresca en pleno huracán. Sinceramente, no podía dejar de verle su rostro. Vaya, me había perdido,posiblemente no lo volvería a ver en unos años o posiblemente durante toda mi vida,así lo sentía, pero no fué así, sí volvería a verlo.¿Cuándo? No lo sabría, ni el tiempo, ni mucho menos el lugar.
Después de una semana de imaginar aquellos ojos tan magníficamente oscuros, pude verlo otra vez, quería aunque fuera saber su nombre. Una amiga se animó y lo hizo por mí. Aquel nombre era mi palabra favorita en esos días, parecía como una niña pequeña que te presume su nuevo juguete, no dejaba de glorificarlo, de alabarlo ni de pensarlo. El vacío en mis pensamientos durante la escuela eran inexistentes, ya sabía qué pensar y cómo pensarlo. Pasó una hora y media para armarme de valor e ir yo a preguntarle su nombre y su grado (suceso del 14 de Septiembre ) puede que yo ya lo supiera, pero tenía que acercarme a él de una u otra manera. Llegué entre la multitud y toqué su espalda,vaya, una espalda firme y ancha, podía sentir la manera tan escultural en la que yo lo sentía. Quedé atónita al momento en que su mirada estaba en mí, en que sus ojos podían saber de mi existencia, le pedí sus simples datos y sólo recuerdo que dí la media vuelta y en mi interior gritaba de alegría extrema.

Cuando llegué a mi casa, traté de buscarlo y como adolescente desesperada lo agregué. Mis primeras palabras con él por el chat fueron que si sabía quien era -A ver pedazo de animal, ¿ a qué humano se le ocurre mencionar eso? Sólo a tí,sólo a tí-. Esa y otras frases circulaban alrededor de mi mente. No dejé de tener contacto con él durante dos semanas día y noche y cuando mi mente no me acorralaba sólo lo saludaba. Pensarán muchos que actúo como una niña, que no me comporto como lo que soy ,pero en cierto modo,todos actuamos de esa manera cuando alguien nos interesa.
Un martes, me animé a hablarle a aquel chico glorioso de ojos castaños, me acerqué lentamente y lo saludé, para ser sincera mi sangre corría y se sobrecalentaba como si hubiera corrido durante un maratón de 10 km, sentía mis piernas como si fueran dos pedazos de goma de mascar soplada y estirada,mis manos se sentían como dos mil docenas de copos de nieve sobre ellas. En el momento en el que sentí su voz cerca de mí; fue esquizofrénico,un gran terremoto encima de mí, que el climax era lo principal y al final mi temor se fue quitando. No puedo describir con cierta precisión lo que sentía estando ahí. Antes prefería ojos cuestionados como bellezas universales, ya saben, verdes, azules, miel y todas las formas de colores sobrevalorados. Era la primera vez que veía a través del interior de un maldito iris café, la sensación de que cada que hablaba estaban dos balas apuntando hacía mí, sentía que me exploraban de una manera que nadie lo había hecho, la mirada penetrante que me clavaba, me derretía y me idiotizaba aquel conjunto de dos pares de ojos contactándose de una manera en que aunque duren poco muchos no lo valoran y pocos se concentran; me dí cuenta que no necesitaba conocerlo más, posiblemente, ya sabía yo la fórmula de descubrirlo, visualizarlo y manipularlo a mi manera. Sabía que sería amable, inteligente, cursi, arrogante quizá, filosófico e incluso un poco astuto; sabía que me averiguaría, se enteraría de las inteciones que tengo de mi persona hacia él pero eso no me importaba. Sabía ya, lo suficiente como para darme cuenta que era el tipo de hombre imposiblemente posible, que sería curioso de averiguar las mil maneras en las que me rodeo, la manera tan sencilla y humilde en que me dominaría y acabaría conmigo entre sus manos tarde que temprano. Platicaba diario con él, le contaba de mis problemas, las diversas situaciones 《buenas》 en las que me encontraba y él hacía lo mismo.

Día tras día, sentía una conexión con él, la corriente eléctrica que me seguía, el humor simple que acostumbro decir y le gustaba. Por un momento creí que le gustaba, já, esta era otra cuestión. Pensaba y me hacía ilusiones a cerca de la manera que él me hablaba. Creía que le gustaba, esos días no dejaba de pensar en qué haría si él me gustaba de verdad, se supone que cuando alguien te gusta sientes como si volaras por el cielo, sientes un gran viento y una marea que hacen que no te puedas ni mantener de pie.Simple, te deja sin aliento. Tienes esa excitante sensación de besarlo, abrazarlo; piensas que algún día te llamará más que un simple amiga y te dirá :
-"Mi amor, me dejas sin aliento"
En eso sentirás un estallido dentro de tí, no sabrás si son tus piernas tocando el suelo de tan flaqueadas que están o si es tu corazón diciéndole que te gusta más. La mente de una adolescente enamorada es una verdadera bomba, no sabes en qué momento estará de humorística y en cuestión de minutos la encontrarás delirante e histérica; y por más que le bajes el universo infinito, pleno de cada valioso trocito de diamante ella te odiará hasta por la más mínima cosa; será después el momento de su melancolía en la que ella correrá a abrazarte y decirte que ha sido lo suficiente inmadura para tí. En realidad las mujeres somos tan predecibles como las flores pero tan descarriladas como un terremoto; con sólo tocarlas u olfatearlas, sabrás como son, y la manera en que se enojará, pero tan complejas que cuando las trates sus miradas te dirán todo o te dirán nada, sus acciones te humillarán ante todos o serás halagado por muchos; por esas y muchas razones no sabrás dominarle y es que así somos; jóvenes, ilusas, predecibles, bellas y distintamente complejas.

Ojos punzantes como espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora