Capítulo 4: Joder, que delicia.

89 13 3
                                    

-Si, Jax, por sexta vez, estoy bien-le digo a mi móvil.

Mi mejor amigo me ha llamado muy preocupado antes incluso de levantarme de la cama. Ha ido a mi casa a buscarme para ir a clase y mi madre le ha contado que estaba aquí. Al final, la única que ha conseguido dormir esta noche es Paige... Y sigue durmiendo.

-Es que no entiendo que haces ahí-me responde Jackson-. Te dije que te alejaras de ellas.

<<No ha dicho nada de Blake.>> La vocecita de mi cabeza está empezando a molestarme.

¿Tu de qué lado estás?

Como sea, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Ni siquiera Jackson.

-Jax, odio que me digan lo que puedo o no puedo hacer-le informo.

Robin, sentada al borde de la cama, me sonríe mientras Paige sigue roncando.

-Lo sé, y lo siento-responde Jackson-. Pero no me gustan, Natalie. Hay algo que no está bien en ellos.

-Oh, por favor, solo son personas. Deja de ser tan paranoico.

Cuelgo antes de que pueda decir nada más y miro a Robin. Ella ya está completamente vestida con unos vaqueros y una camiseta roja que le queda de muerte. Odio eso. Si voy a ser amiga de estas dos chicas necesito dejar a un lado la envidia. Ellas son preciosas y les quedaría bien cualquier cosa, he de acostumbrarme a ello.

Robin se para en la puerta y me mira.

-¿Puedes despertarla tu?-señala a su hermana. -No tengo ganas de soportarla ahora. Es odiosa por las mañanas.

Asiento y ella sale del dormitorio.

Miro a Paige, durmiendo de lado, con la boca entreabierta y un hilito de baja colgando de la comisura.

Que mona.

Antes de poder arrepentirme, agarro una almohada y la estampo con fuerza contra su cara. Ella salta de la cama como un resorte y agita piernas y brazos en el aire, mientras su cuerpo se aleja de mí y termina en el suelo al otro lado de la cama. Reaparece al cabo de unos segundos, frotándose la coronilla con la mano y con una mezcla de dolor y sueño en el rostro.

Me impresiona que no haya emitido ningún tipo de ruido en su brutal despertar. Se pone de pie y entonces me mira con furia.

Robin vuelve a entrar en la habitación y me salva de una muerte segura.

-Joder-dice Robin mirándome-. ¿Cómo lo has hecho?

-¿El qué?-respondo.

-Eso-dice señalando a su hermana, que frunce el ceño a más no poder-. Despertarla tan rápido y sin quejas.

Me encojo de hombros intentando contener la risa por el reciente recuerdo.

-¡Menos cháchara, arpias!-exclama Paige con un torrente de voz que no ha mostrado antes. -Hoy me quedo aquí. Resulta que tengo un sueño de tres pares de narices porque alguien(Robin) no me dejó dormir anoche. No miro a nadie, eh.

-No puedes quedarte. ¡Vamos! Aún tenemos que conocernos mejor-digo en un intento de evitar que pierda clase.

Me pierde la amabilidad.

-Pues que pena.

-Déjalo, es tontería discutir con ella-asegura Robin. Y entonces mira a su hermana-. Solo para que lo sepas, voy a llamar a Blake para que te convenza él.

Paige se espabila de golpe y empieza a discutir, pero yo ya no estoy en la habitación. Me he quedado en el nombre. En ese maldito nombre. Me alegra y me fastidia a la par comprobar que la sola mención de él sigue causando la misma reacción en mi. Odio a Blake Kyle por hacerme esto, por convertirme en una tonta y débil niña. Lo odio tantísimo...

Dark ForceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora