I-Elijah

25 2 3
                                    

I
Savannah, Georgia. USA
10 de julio del 2001

—¡Maldito!—gruñó y alzo mi puño que impacta contra su mejilla y nariz. Lo había logrado, Frank cayo al suelo despavorido y sin aliento o fuerza para ponerse de pie. Todos alababan mi nombre, la victoria era mía.

—no hasta la ronda final— logra decir contra su mano tratando de limpiar la sangre de su labio roto, escupiendo estrepitosamente por todo el ring.

Mis rudos enemigos y fanáticos sujetan las riendas del ring y forman un comboy alrededor. Estaba a punto de someternos a la jaula humana. A penas tengo 17 y siento que tengo más fuerza que la de un toro. Frank se balancea al tratar de ponerse de pie, retrocede y cae apoyado en las cuerdas. Respira profundamente y su mirada se vuelve oscura.
—¿Listo para el siguiente round?—alega con confianza y sólo sonrió.

Suena la campana con estrépito y el eco de los aullidos masculinos inmortalizan el ambiente. El sudor ya desbordaba por todo mi cuerpo mezclado con la sangre de rasguños y viejas heridas, de nuevo abiertas. Frank es el primero en atacar, yo me inclino y me apoyo con ambas piernas abiertas y amortiguó el impacto de su cuerpo, al sentir que su fuerza se debilita, rodeo con mi brazo derecho alrededor de su nuca, acto siguiente nos impulso a ambos hacia el suelo, cayendo de espaldas y golpeando así su rostro contra el ring, inmediatamente queda noqueado y la campana suena otorgándome la victoria. Todos me victorean y Charlie llega corriendo hacia el ring.

—buena esa, bro— chocamos nuestras manos, formando un puño y aprieto los dientes por la feliz victoria.

—Ahora lo mas importante— recalco y ambos bajamos del ring siendo Victoreado por el murmullo de gente. Nos acercamos al tipo dueño de este club y nos paga con todo e intereses. Esta es la mejor parte. Cuando recibes una suma enorme por darle una paliza a un idiota como Frank, además se la debía.

—¡espera! Quiero darte un regalo como apreció—dice el sujeto con un asentó Alemán muy prominente. Detrás de mi se aparece una criatura que a venido, en este caso, desde el infierno. La chica rápidamente se acopla con mi compañía y atrevida me sujeta del torso.

—Te agradezco la oferta, pero no gracias—sujeto la mano de la chica y me la quito de encima—prefiero una categoría más alta. Soy de gustos distintos—y realmente solo había una chica traspasando mi mente en ese instante, una niña en realidad, una niña de ocho años que tenia los ojos mas negros y profundos que había visto, con solo mirarte parecía ver tu interior y te hacia enloquecer.

El Alemán fanfarronea y asiente. Nos largamos del lugar en mi Chevy negro.

—¿Ahora que le dirás a tu mama de esos golpes? —me bufo sin darle una mayor importancia.

—como si le importara...—zanje con desden y Charlie se encogió de hombros. La verdad es que no es fácil ser la oveja negra de la familia, a esta edad ya me he apartado de todo aquello y no me arrepiento—te llevó a casa, debo ir a cuidar a Nora—

—oh, vamos. No es que hay alguien cuidándola ya. No seas aguafiestas, vamos a festejar con unas copas y te vas— no se si sea correcto, pero tal vez necesite relajarme un poco.

—una copa no estaría mal—Sigo conduciendo y llegamos al bar de Bill, Night light para celebrar con unas buenas copas, pero las copas se fueron acumulando y perdí la noción del tiempo. Sobre la mesa mi teléfono vibraba a cada instante y a mi me valía, todo en este momento me vale, como siempre estoy acostumbrado a una vida sin complicaciones. Esa noche tome mas de lo que nunca había tomado, es un récord. Todo e incluso la bailarina que se había quitado el sostén para mi se había transformado en una imagen sin forma mientras baila a horcajadas sobre mi y toca mi miembro, ruedo los ojos del aburrimiento, había perdido el contacto visual con Charly y la bailaría metió su lengua en mi boca y un sabor amargo y espeso repaso mi boca y todo mi alrededor comenzó a dar vueltas mas de la cuenta, la musica sonaba más grave, el tiempo se detenía y comenzaba a alucinar con aquella pequeña niña de ocho años. Un zumbido se precipito en mis cuerdas sonoras y recibí un golpe en mi nuca.

[•••]

Comencé a vislumbrar los rayos del sol e intente apoyarme sobre la cama, pero la resaca y lo que parece ser un golpe en mi cabeza, al sentir el vendaje, sofoque unas cuantas malas palabras cuando vi a mi hermana mayor sobrecogida en el respaldar de la cama.

—has despertado—dice con sequedad cuando mi madre aparece por la puerta de la habitación y An despierta, de forma precipitada mi madre se acerca y me abofetea con fuerza, dejando su mano marcada en mi rostro, ahora carcomido.

—¡mama!—replica An. Yo me quedo cayado, esperando a que ella hable.

—no vuelvas a aparecer enfrente de mi. Por tu culpa Nora a muerto— allí me di cuenta que ambas andan vestidas de negro y mi madre comenzó a llorar y An agacho la mirada cuando trate de buscar una explicación.

—no, no...eso no puede ser. Yo...—antes de darme cuenta me abofetea una segunda vez.

—la deje a tu cargo y te vas a una maldita pelea y a emborracharte a sabiendas de haberla dejado sola. Nunca te lo perdonare—salio y desapareció de mi campo de visión, An fue tras de ella pidiéndome perdón. Perdón que no merecía.

Regrese a casa ese mismo día y saque una botella de tequila del frigorífico y un vaso, que después de un trago a pulso la zanje con violencia contra la pared y enrolle mis manos sobre el cabello, caí de rodillas y comencé a llorar con desespero y agonía. En mi cabeza se repetían las palabras de mi madre y la dulce e inocente carita de mi pequeña hermana ahora tres metros bajo tierra. Es verdad, la había dejado con un amigo que se suponía la cuidaría mientras iba a por Frank, le di prioridad al dinero y la venganza, que a la vida de mi hermana. Debí haber sido yo, yo debí haber muerto. Yo...

Estaré condenado...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 29, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Condenados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora