Nath, En Serio y GabePeluquín.

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{Sugar}

*Miércoles. Mitad de la semana, el misterio del porvenir de los días que vienen...Todos se sienten con un cierto toque de positivismo los miércoles. Pensó para sí misma Sugar... Mientras hacia esa típica voz de narración en su cabeza...*

-Y se daba épicamente por vencida ya que "nada" (inserte una mala imitación de acento francés a eso último.) haría de su miércoles más interesante.

La señora que estaba al lado suyo en el metro apartó otros 2cm más a su hijo de ella. Estaba acostumbrada, sino era por el cabello era por la ropa, si no era por la ropa tenían que ser las lentillas... y si toooodo eso fallaba, fijo terminaba de espantar madres con lo de hablar sola. No era cómodo, pero ya casi se podía decir que era su "ritual inconsciente del metro".
Se aplaudió mentalmente por haber asustado a la señora No.100 en el mes. Su hijo sin embargo la miraba con rostro de curiosidad.

-No son míos... Los compré.

Le dijo al chico señalándose los ojos.

-Parecen fuego.

-MYCAH!

Su madre le tironeó el brazo luego de reprenderlo por hablarle. La recorrió con la vista de pies a cabeza.

-Es... El punto, Mycah.

El niño rió. Su madre le dió un apretón fuerte en los dedos. Mycah dejó de sonreir e hizo un gesto de disculpa con las cejas. Volteó la cara para hundirla entre la falda de su madre.

-Soy incapaz de hacerle algo a un niño. Mi hermano tiene más o menos la misma edad.

Le respondió a la señora, que tenía apretados los labios con indignación.
Lo último era mentira, era hija única; pero las puertas acababan de abrirse y era su estación. Quiso enseñarle que estaba mal juzgar a alguien de esa manera.

Y más en un miércoles.
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{Miles}

Luego de una semana de haber adoptado a Oso, se sentía feliz con los resultados.

Ya no más soledad, se había adaptado bien al departamento y a su ritmo.. Y ahora incluso tenia un itinerario completo de ejercicio (tiempo al aire libre con Oso).
A Miles le gustaba decir las cosas como eran; a pesar de que al inicio Oso no tenia nada que ver con lo que había planeado, no pudo haber caído mejor a su vida. La había mejorado para bien. Ahora tenia una razón para despertarse decentemente temprano, recuperar la concentración en su música y... alguien para que acaparase la mitad de su atención. Lo que dejaba a Lola ocupando el 15% de su mente al que, nadie le presta mucha atención.

*Probablemente las mejores cosas, nunca son planeadas..* Pensó.

El parque más cercano a su departamento se hallaba a cinco minutos de Miles, dos minutos de Oso. A pesar de ser un tipo dulce, Oso era toda una bestia al correr. Al menos lo hacia sudar.

Otra cosa que descubrió, era que nadie jamás reemplazaría a Bruno, pero sin duda empezaba a considerar a Oso como un amigo. Estaba amaestrado de tal manera que no era difícil formular la teoría de que seguramente era un humano dentro de un traje MUY peludo. Quizás.
Pero sería extraño compartir tan... amenamente... un sofá con otro chico. No era homofóbico, pero no le entusiasmaba la idea de dormir mejilla-con-mejilla al lado de un tipo desconocido. O conocido. Daba igual, el punto era el mismo.

Sacudió la cabeza, ése día estaba muy pensativo. Y a él le gustaba mantener despejada la mente mientras corría.

La camisa se le pegaba al torso a causa del sudor; Podía notar cómo el genero femenino vacilaba cada que le ponían los ojos encima. Se sintió cómo un trozo de carne. Estaba bien, le gustaba la carne.

Él es mi musaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora