Relato de una noche de Octubre. || O.S.

Una noche de Octubre.

Llevaba corriendo cerca de diez minutos, sin poder parar.

Pensó en rendirse más de una vez o dejar de escapar y enfrentarse a eso, pero se le helaba la sangre de solo imaginar lo que podría ocurrirle.

Siguió corriendo.

Si tan solo hubiera afrontado la realidad antes... Pero no. Se había convertido, involuntariamente, en su marioneta.

¿Sería muy tarde?

El miedo lo paralizaba pero al mismo tiempo lo impulsaba a moverse.

"Sé valiente", decía una vocecilla en su cabeza. Claro, como si fuera tan fácil.

Le dolía todo pero seguía adelante, como siempre lo había hecho.

"Pulmones, no me fallen ahora", pensaba el sujeto.

Su corazón iba a una velocidad fuera de lo normal, pero no era momento de detenerse.

Detenerse. ¿Qué significaba esa palabra?

Detenerse, algo que anhelaba en ese preciso instante.

Detenerse, algo que no podía permitirse.

Detenerse, algo que debería haber hecho antes.

Su boca gritaba por agua y sus pulmones por oxígeno, pero no podía darse esos lujos ahora.

Pensó en la idea de marcharse del mundo y en ese momento, juró que lo deseaba.

Sin embargo, no acabaría tan fácil con el.

Era como si su mente dijera "no" y sus pies "sí".

De pronto, visualizó un buen lugar para terminar con eso que lo perseguía.

La vista se le comenzaba a nublar pero no importaba, él iba a luchar hasta el final.

Entonces, se detuvo.

Tomó un respiro y dio media vuelta. Dispuesto a acabar con esa tortura.

Se iba a enfrentar a ese temor.

A eso que había destruido su vida durante años.

Su parte estaba hecha.

Y ahora, que fuera lo que el destino quisiera...

Fin.