Capítulo único

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– ¿Dan?– Phil tocó tres veces la puerta del baño. Él sabía que yo estaba aquí y ese era mi fin. No respondí nada.

–Dan, sé que estás allí adentro y puedes oírme, ¿Quieres dejar de esconderte?

– ¡No me estoy escondiendo!– ¡Felicidades al peor mentiroso de toda la Tierra! El premio es para Dan Howell.

Ahora sí era mi fin. Que él supiese donde me encontraba era una cosa, pero que supiera que me escondía era demasiado. No podía mentirle a Phil y en estos momentos odiaba eso, por más que lo negara, yo me escondía en el baño.

Hubiera simplemente usado mi cuarto como escondite confiable si no lo estuviera remodelando. Había estado durmiendo en cuarto de Phil mientras el mío estaba terminado así que mi única opción era este pequeño y nada acogedor baño.

–Como digas, pero si no te estás escondiendo, ¿Por qué estas tardando tanto?– de nuevo Phil con sus preguntas retóricas.

Tenía razón, había estado encerrado aquí y sentado en el suelo desde hacía ya una hora o más, no era una posición muy cómoda pero me adaptaba.

–No me he tardado tanto...-–intenté evadir la pregunta.

–Seguro, y yo me voy a ir volando en unicornios a Narnia, ¿Dan podrías abrir la puerta?

–No puedo.. Es que... Creo que me estoy enfermando. – al fin mi cabeza se había iluminado.

Phil se había quedado callado por un momento, seguro estaba considerando mis palabras, analizando cada una, dejando en duda si de verdad me estaba enfermando. Me quedé callado unos momentos esperando una respuesta que no llegó, en lugar de ello, escuché como sus pasos se alejaban.
Iba a comenzar a cantar victoria cuando escuché sus pasos volver.

–Bueno... Creo que si te sientes mal...deberías abrir la puerta y tomar estas pastillas que he encontrado, podrán hacerte sentir mejor...

La sonrisa que había aparecido en mi rostro instantes antes había desaparecido. Él no se rendiría y yo lo sabía, también sabía que yo me rendiría en cualquier momento y abriría la puerta.

–En verdad Phil, gracias pero no quiero contagiarte, prefiero quedarme aquí y morir.– Eso sonaba mejor en mi cabeza.

–Danny...– su tono, que había estado calmado y preocupado todo este tiempo, se escuchó un poco más dulce esta vez. – ¿Qué sucede?

Mierda, ¿Es que quería matarme? ¡Estaba usando todas sus armas! Quería responder y decirle la verdad, pero no podía hacerlo, no aquí, no ahora. Guardé silencio.

–Dan... Danny...

No respondí. Luego de unos segundos Phil suspiró frustradamente y se alejó.
Una parte de mí quería gritar de felicidad, la otra quería llorar de tristeza. Él se había dado por vencido. Dios, por qué tenía que ser tan idiota. Seguro Phil ahora estaba dolido y yo estaba sintiéndome culpable por ello.

La hora de cenar había llegado y yo, por más hambre que tenía, no podía alejarme de la protección de mi baño. Phil comería solo y yo me sentía culpable por eso, esta no era una crisis existencial y, si lo fuera, Phil me ayudaría a superarla como siempre lo hacía, pero no. Esta vez me encontraba en el baño tratando de esconder mis sentimientos hacia mi mejor amigo, hermano y compañero de vida prácticamente.

Todo había comenzado esta mañana cuando tomamos el desayuno. Como siempre, estábamos sentados comiendo cereal frente al televisor viendo anime, todo estaba bien, reíamos y hablábamos como todos los días; mis sentimientos, como siempre, eran los mismos. Siempre he querido a Phil en una forma de más que amigos, pero él me veía como su mejor amigo desde que nos conocimos.

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