Dean miró a Cas desde la silla a la que estaba atado. Miles de veces se había encontrado en una situación como esa con Sam, su hermano, pero jamás había sentido esa presión en el pecho que le apretaba el corazón y le robaba el aire.
El círculo de fuego mantenía a Castiel dentro, de pie, esperando, con los azules ojos puestos en la mirada aguada de Dean, quien había dejado de luchar contra las ataduras un largo rato atrás.
Se escucharon unos pasos detrás de Castiel y de las sombras salió una figura imponente y sonriente, mirando a Dean con sorna, burlándose de la situación, mofándose de Castiel y susurrando dentro de su cabeza lo que iba a ocurrir.
Castiel separó la mirada de Dean y la bajó al suelo.
Dean cerró los ojos.
De fondo, casi a lo lejos, la risa más macabra que jamás había escuchado se hizo sonar.
-
Dean abrió los ojos y trató de acostumbrarse a la luz del sol que entraba por la ventana. Palpó la cama a su lado derecho y estaba vacía. Se refregó los ojos y se sentó.
"¿Cas?" gritó, acomodándose los calzoncillos, el ángel apareció de pronto a su lado, vestido. "amo cuando apareces de repente." Le dijo, Castiel sonrió y se sentó a su lado en la cama. Dean le tomó de la gabardina y lo acercó a él.
"Te amo..." susurró Cas, casi suspirando, Dean le abrazó y le regaló un beso en la coronilla.
"Lo sé, mi ángel." Cas levantó la cabeza para mirarlo y subió una mano a su rostro, acariciando su mejilla.
Hacía dos años que cada mañana él y Dean hacían el mismo ritual.
Abría los ojos a medio amanecer y se ponía su ropa para volar hacía cualquier cafetería a conseguirle el desayuno a su novio, regresaba y le encontraba despierto, semidesnudo, esperándole tumbado en la cama, convenciéndolo de que se recostara a su lado y besándose hasta que Sam golpeaba a la puerta desesperado por irse de caza.
Hacía dos años que Castiel había decidido rebelarse completamente y renunciar al cielo, a su antiguo viejo hogar, porque ahora Dean era su hogar. Dean conduciendo el Impala, Dean cantando las mismas canciones de siempre, Dean cocinando para Sam, Dean en cualquier cama de cualquier motel, Dean lleno de sangre de monstruo, Dean besando sus labios en medio de su sueño, tranquilizándole y llenándole de paz, ahí, donde la brillante alma de Dean estuviera, ahí era su hogar.
Y le encantaba.
Pero así como él seguía a Dean donde fuera, Dean le ayudaba.
A huir.
Porque renunciar al cielo así como así no era fácil.
Porque dejar de ser quien era merecía ser castigado.
Castiel nunca le contó a Dean cuáles eran las consecuencias de renunciar a su hogar.
Y Dean nunca preguntó.
Porque ciertamente no quería saber, pues la sola idea de su ángel sufriendo por su culpa, por el amor que se sentían, le hacía querer matar a quien se le cruzara por el frente.
Pero ahí, con los ojos cerrados, atado a esa silla, sintiendo el calor del círculo de fuego, al que quiso matar fue a él mismo.
En una de las cazas a las que había ido con Castiel y Sam se había dado cuenta de que no estaba ocurriendo nada bueno con su ángel.
Su llegada al búnker después de esa cacería lo mantenía perturbado y durante una semana continua no había pasado la noche a su lado.
Y Dean se dio cuenta.
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¿Qué está mal con Cas? (Destiel)
FanfictionDisclaimer: Estos personajes pertenecen a Eric Kripke y a la CW. El desarrollo del plot es mio. Dean no sabe que hacer cuando escucha el desgarrador grito de Castiel a lo lejos. No supo que hacer cuando su ángel lloró en sus brazos durante toda una...