-Estupido hurón desteñido. -Farfullo la leona una vez que lo perdió de vista.No entendía por que era así, ella solo quería ser amable y su maldito orgullo salió a flote. Se sintió tonta por pensar que iba a ser de otra manera, hasta pensó en no intentarlo de nuevo, sin embargo aparto esos pensamientos y se convenció a si misma de que en el fondo ella siempre supo que sería difícil.
Malfoy no iba a bajar la guardia como si nada para ivitalra a tomar el té, si quería atravezar la dura coraza que lo envolvía debía ser paciente. Si estuviera en su lugar, hubiera hecho lo mismo. La serpiente tenía sus razones para desconfiar.
Soltó un suspiro y se fue de ahí pensando en como podría ayudarlo.
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En un salón desocupado del tercer piso, un rubio se encontraba solo con sus pensamientos. Le agradaba ese lugar; Lo encontró por casualidad una noche de insomnio mientras vagaba por el castillo. Días después se entero que muy pocas personas pasaban por ahí, era la guarida perfecta.
Era algo pequeño,estaba polviento, pero no le importaba. Tenía solo una ventana, pero con una buena vista de los terrenos de Hogwards digna de una pintura y lo mejor de todo, era que podía estar solo.
Se levanto de su silla y camino a la ventana, admiro el paisaje y por un segundo deseo que todo fuera un sueño, quería despertar y ser de nuevo el príncipe de Slytherin, que la gente lo notara, quería ser respetado por unos y temido por otros, quería ser el Draco de antes, el que estaba ajeno al mundo exterior. Rió amargamente al darse cuenta de que ese Draco ya no existía, no tenía nada y estaba más solo que nunca.
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La mañana siguiente Hermione bajo a desayunar encontrándose a Ginny con quien entabló conversación apenas se sentó.
-No puedo esperar a que sean vacanciones de Navidad. -Expreso la pelirroja bastante emocionada mientras precionaba contra su pecho la carta que había recibido por parte de Harry.
Su relación iba bastante bien y era obvio que quisiera ver a su novio.
-Ojala el tiempo pase rápido. - Pidió la castaña. Tenía muchas ganas de ver a sus amigos, sin ellos ahí la escuela no era lo mismo.
-Merlin te escuche, Herms.
Comenzaron a hablar de sus planes, Hermione pasaría las Navidad es con sus padres, pero también los visitaría en la madriguera. Entre risas y planes, una pregunta le cruzó por la mente. ¿Con quién pasará Malfoy la Navidad? Considerando que no tenía a sus padres. Imaginó al rubio solo en esa fría mansión y no le agrado nada.
-Hermiome, es hora de ir a clases. -Aviso la menor de los Weasley.
Tomaron sus cosas y se despidieron para ir a sus respectivas clases. Consiguió llegar a tiempo a Historia de la magia, se sentó en una de las filas de en medio y espero hasta que dio inicio.
Todo iba normal, varios alumnos dormían descaradamente, mientras que otros al igual que ella tomaban apuntes. Fiel a su promesa no había volteado a ver a Malfoy ni una vez, hasta que el profesor indico formar parejas para elaborar un ensayo de la vida de alguno de los fundadores del colegio haciendo énfasis en sus logros.
No tuvo que pensárselo mucho para tomar sus cosas e ir al fondo del salón donde él estaba. Sin aviso se sentó junto a él, comenzó a acomodar sus cosas sin prestar atención al Slytherin.
-¿De qué fundador quieres hacer el trabajo? -Pregunto de lo más normal. El rubio la miro y no supo distinguir su expresión.
-Ya te dije que no necesito caridad, Granger. -Habló fastidiado.
Hermione se giro para poder mirarlo a los ojos y dijo:
-Tomalo como quieras Malfoy, pero necesitas un compañero y a juzgar por los hechos dudo mucho que alguien que no sea yo acepte, así que hagamos el trabajo en paz o reprueba. - Se sintió un poco mal por decirlo de esa forma, pero parecía que de otra no iba a entender.
Observo como el chico apretaba los puños y soltaba un gruñido, lo que ella tomo como una aceptación.
-Ahora, ¿de quién hacemos el trabajo? -Insistio volviendo a su posición original.
-Es obvio. -Hablo con brusquedad sin siquiera mirarla.
Eso la irrito un poco, pero se mantuvo serena al darse cuenta de sus intenciones.
-De acuerdo, lo haremos de Salazar Slytherin. -Acepto mientras escribía en un pergamino. -Nos vemos en la biblioteca después de clases. -Comenzó a guardar sus cosas al percatarse de la hora, salió del salón antes de escuchar la respuesta del rubio, sin embargo no dudaba demasiado de su asistencia.
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Media hora. Lo había estado esperando en la biblioteca por media hora y no se había dignado a aparecer. La Gryffindor estaba molesta, tomo su mochila de forma brusca y se levanto de su lugar dispuesta a ir a buscarlo. No le importaba si tenía que revisar todo el castillo y los alrededores para encontrarlo, lo haría. No estaba dispuesta a hacer todo el trabajo, además si no asistía, no podría ayudar en nada.
Camino hasta la puerta sin prestar mucha atención, hasta que chocó con algo. Un aroma a menta lleno sus fosas nasales. Levanto la vista y se encontró con un par de ojos color mercurio.
-Hasta que te dignas a aparecer. - Dijo irritada mientras ponía distancia entre ellos.
El Slytherin la observó hasta que su mirada quedó fija en la mochila de Hermione. Sonrió de lado y contraataco.
-Tenía cosas que hacer, Granger . - Hablo con el tono arrogante que ella ya le conocía. Pensó en preguntarle que clase de cosas podría estar haciendo alguien a quien ningún estudiante además de ella le dirigía la palabra. Eso lo habría puesto en su lugar, sin embargo se contuvo, si lo hacía se pondría a la defensiva y era claro que terminarían peleando. -Pero no te preocupes, ya estoy aquí para deleitarte con mi compañía.
-Tengo tanta suerte. -Contesto con un marcado sarcasmo mientras se mordía la lengua. Condenada serpiente.
Hermione camino a la mesa seguida por el rubio, se sentaron y sin decir más comenzaron con el trabajo. Era algo bastante largo, así que les tomaría algunos días.
No fue tan malo como ella esperaba, habían intercambiado unas cuantas palabras cuando era necesario, de ahí en fuera no se habían insultado. Era un buen comienzo. La castaña pensó en comenzar una charla, pero desecho la idea al pensar que probablemente sería muy rápido, debía irse con cautela, después de todo no se trataba de cualquier persona.