Capitulo 1

128 11 2
                                    


El sol se asomaba a lo lejos, los dos chicos, los únicos en esas grandes calles de la ciudad las cuales estaban completamente vacías sin contar los autos; el más alto miraba todo con una nostálgica sonrisa recordado el pasado junto al más pequeño, al cual llamaba hermano, aunque no compartieran sangre ni padres, solo por su larga y gran amistad, mirar esas calles en las cuales ambos jugaban es algo triste, recordar a toda la gente buena y mala, aquellos momentos cortos que vivieron en su infancia y los secretos que aun guardaban aquellas casas viejas. Se metieron en la parte más antigua de la ciudad en las cuales las grandes y viejas casas abandonadas daban bastante miedo, el más chico se aferraba al brazo del mayor, de la nada se escuchó un ruido extraño que los hizo girar hacia atrás para ver una pequeña ráfaga blanca cruzar la calle con rapidez, el más chico soltó un grito y se tiro encima del más alto, el cual emitió una carcajada al darse cuenta de la reacción de su amigo al ver al gato blanco cruzar la calle, al darse cuenta de lo que pasaba el castaño le pego una patada al contrario, el cual no paraba de reír ni por el golpe del chico.

- ¡¡Tonto!!.- grito el castaño mirando mal al más alto, el cual se incorporó bien y le revolvió el pelo destapando los ojos color esmeralda que tanto escondía tras ese abundante flequillo.

-L-lo siento peque, es que tu reacción con el gato fue muy divertida.- dijo el mayor brindándole una cálida sonrisa al chico, el cual solo miro hacia otro lado con los brazos cruzados.

- Vamos bro... donde quedo ese pequeño niño que siempre sonreía...- dijo agarrando al más chico en el aire, ya que el más alto le llevaba ocho centímetros más.- ¡¡Donde está mi hermanito!!.- grito haciéndole cosquillas en el aire, el castaño no resistió mas la risa, y se hundieron en carcajadas juntos.

- Y-ya vast-ta Matt... para! Ja.- dijo el más pequeño respirando agitado por la risa, el peli café lo soltó, mirándole directo a la cara, las mejillas levemente sonrojadas del menor para el eran lo más lindo del planeta y le ponía feliz ver a su "bro" feliz, para el menor era su única familia y la una persona que de verdad quería. Siguieron caminado por ese tenebroso lugar, el menor so sabía por qué estaban en ese espantoso lugar, no sabía hasta que llegaron al final de la calle, el las cuales las casas de estas últimas cinco cuadras estaban en perfecto estado, el más grande sonrió con tristeza, esa era la calle donde ellos habían crecido; se dirigieron a la casa más linda del lugar, era una casa grande, con aspecto antiguo con grandes columnas color arena mientras contrastaban con el blanco del lugar, un patio gigante repleto de flores de todo tipo, pero una la cual estaba en el medio de ese hermoso jardín, una bellísima rosa negra. El más chico quedo fascinado con aquella hermosa flor.

- Te gusta joven?.- se escuchó una vos, al darse vuelta ambos chicos pudieron observar a una vieja mujer de alrededor unos setenta y cinco años de edad, la cual los miraba con un cariño incomparable, esta mujer estaba sentada en una hamaca estilo sillón en la entrada de la gran casa.

- ¡¡Abuela!!- grito el más alto con felicidad, él lo cual la señora se levantó para poder abrir aquella reja de metal que los separaba; al abrir esa reja el chico abrazo a su abuela como si hace millones de años que no la viera, la verdad es que Matthew la amaba a su preciada abuela, era la mujer que lo crio de niño.

- Mi niño pequeño, que hace aquí mi pequeño nieto.- dijo la mujer mirándolo con ternura.- Además me vino con visitas... sos su novio?.- pregunto la adorable mujer al castaño el cual se sonrojo violentamente ante la pregunta de la dulce mujer, mientras el mayor solo se reía como si no hubiera un mañana.

- No abuela, él es Jeremy, te acuerdas del...?.- pregunto el joven con un tono divertido el cual en menor no opinaba lo mismo, la mujer abrió los ojos para ver al pequeño joven que tenía delante suyo, el chico de melena ondulada castaña con los ojos cubiertos por ese abundante cabello, vestido con un jersey de lana verde, junto a un jean ajustado y unas zapatillas del mismo color que el jersey. La mujer parpadeo un par de veces para brindarle una cálida sonrisa al chico para luego darle un abrazo, el cual el joven recibió sin problema alguno.

- Jeremy, que grande que estas... me acuerdo cuando eras solo una pulga que corría tras los chicos para jugar a patear la pelota...- dijo la agradable mujer mirándolo.- Y que hacían por aquí?

Ambos chicos se miraron para empezar a contarle por qué estaban ahí, la agradable mujer los invito a pasar a la casa para tomas un café el cual aceptaron sin problema alguno, los chicos buscaban trabajo para poder pagar la renta del primer mes de piso que compartían en el centro de la ciudad; la mujer les dio un poco de dinero para que pagaran el primer mes cosa que ellos se negaron en recibirlo, pero la adorable mujer insistió tanto que terminaron aceptando con gusto y al mismo tiempo enojados con la mujer por darles tal cosa; a la hora de irse Jeremy le echa un último vistazo a la rosa en el medio del patio, la señora al darse cuenta de eso, le corto una rosa y un gajo de aquella para que se lo llevara, el acepto sin problema, " Cuando florece en un jardín una flor especial, hay que tratarla mejor que a las demás para que pueda destacar su belleza en todo resplandor", esas fueron las palabras de la abuela de su mejor amigo, las cuales no sabe su significado, pero la mujer dijo que pronto lo sabrá.

Ya ambos chicos en la ciudad daban vueltas por ese gran lugar, el sol del mediodía chocaba contra sus cuerpos acalorados, y por supuesto, estaban en plena primavera y para una de las estaciones más lindas si le sacamos el extraño clima que tiene, caminaban tranquilos poca gente hay en la calle a esa hora, al doblar la esquina y pasar por un extraño local de comida para niños en el vidrio del lugar decía "Se buscan guardias nocturnos" ambos chicos se sonrieron y entraron a local Freddy Fazbear s Pizza.

『 Not Again 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora