Requiem

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Llegan noticias a oídos de aquel señor, a perdido algunos soldados, la aldea que mandó destruir resultó ser algo mas dura de lo que pensaba. Las kunoichi estaban preparadas para defender a su gente, pero terminaron sucumbiendo a la fuerza militar del desconfiado señor. Había conseguido erradicar la amenaza.
Atardece en el poblado Yonaka, donde hacía sólo unas horas habitaban mujeres luchadoras. Ahora la sangre de estas gentes tiñe el suelo, El ocaso llega con el mismo color de las llamas que todavía consumen lo que queda de las casas, el humo oscurece el cielo, las nubes hacen su aparición descargando la lluvia sobre la escena de la desgracia.
No se escucha ni un eco de vida, tan sólo el manto de agua cayendo pesadamente y la madera crujiendo en las llamas aguantando extinguirse.
Todo se vuelve gris, en una orilla no muy lejos de allí yacen dos cuerpos, el de Mamoru y su protectora. La lluvia vuelve a humedecer los cuerpos y a difuminar la sangre, la orilla parece estar muda, no se oye nada... hasta que el silencio es roto por un quejido.
El cuerpo del chico empieza a temblar, se convulsiona y vomita agua y sangre. Mamoru se retuerce de dolor, encuentra a su hermana a su lado. Todavía aturdido y desorientado, se arrastra con esfuerzo hasta ella, la llama, pone la mano en su hombro, ella no responde, aparta el pelo de su cara, parece que sólo duerme, descubre sus heridas... Los ojos del chico se humedecen cada vez más, agita su cuerpo, la llama en vano, rompe a llorar sin consuelo... Toma su mano, la acerca a su propia mejilla, las lágrimas resbalan sobre ya la fría mano que lo protegió.
El chico está solo, se acurruca por última vez sobre el pecho inerte de su hermana buscando de alguna forma protección en él.

"Adiós familia, adiós hogar..."

Tengu ni naruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora