El dolor no siempre es físico

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Llamaron a la puerta.
-¡Voy!- grite desde mi cuarto.
Baje corriendo las escaleras y abrí la puerta.
-Ho..hola- tartamudee al ver esos ojos castaños que tanto me gustaba ver.
-Hola rubia- dijo guiñandome un ojo- ¿estas lista?
-Primero: soy castaña y segundo: lista para que?
-Porque habiamos quedado
-Mierdaa
-Venga preparate rápido
Subi a mi habitación y cogí un top y unos pantalones largos con una sobrecamisa larga encima. Me duché rápidamente y me vesti. Me puse unas botas y cogí el móvil y dinero. Baje rápidamente y cogí mis llaves.
-Vamos muchacho, que llevabas mucha prisa
-Voy,voy. No me alteres
-Alterarte? Pero si eres la persona mas tranquila que conozco jajaja
-Bueno rubia vamos
-¡Castaña!-Le grite. Había cogido la manía de llamarme así porque decía que yo era rubia, y aunque yo me hiciera la molesta en realidad me gustaba que me llamara así, era como nuestra seña de identidad.
-Con quien mas habíamos quedado?
-Solos
-Bien- pensé. Me puse mas nerviosa aun. No me gustaba que quedáramos solos me ponía muy nerviosa aunque yo intentaba disimularlo lo máximo posible. Me dolía que el supiera que me gustaba y que no hiciera nada. Me rompía el corazón nada mas que pensar que sólo podría tenerlo como amigo porque el era cuatro años mayor que yo. Y? La edad es lo de menos.
-A donde me llevas?- le pregunte
-Ahora lo veras- dijo con su dulce voz.

¿Por que no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora